La empresa Agrytursa, promotora de la urbanización de Sant Tomàs, ha adquirido el antiguo club de alterne el Caballo Blanco de Es Migjorn Gran. La firma compró el inmueble a finales del año pasado, cuando se cerró la operación con la inmobiliaria catalana Finques Amade Garraf S.L., propietaria del edificio desde 2014, cuando lo adquirió a través de una subasta judicial.
Se desconocen los planes que tiene Agrytursa para el antiguo prostíbulo de Es Migjorn, ya que de momento no quieren hacer públicas sus intenciones, ni tampoco han contactado con el Ayuntamiento para expresar sus propósitos.
A nadie se le escapa su trayectoria hotelera (a través de la cadena Set Hotels), por lo que no sería de extrañar que apostara por impulsar un proyecto turístico en el núcleo urbano de Es Migjorn, como ya intentó sin éxito el antiguo propietario catalán. Otra opción es que lo destine como residencia temporal para sus trabajadores. De hecho, Set Hotels ya tiene alquilado un antiguo hostal de Es Migjorn para albergar en verano a los empleados de sus hoteles.
La inmobiliaria catalana que quería construir en el solar un hotel asociado con un restaurante de renombre se ha deshecho del edificio después de ver que el proyecto que querían impulsar «no avanzaba, y teníamos un edificio muerto que no daba rentabilidad», afirman desde Finques Amade Garraf.
La parcela del Caballo Blanco tiene 2.200 metros cuadrados y consta de cuatro edificios, más una gran piscina. Desde el punto de vista urbanístico el solar está calificado para uso residencial, lo que implica que solo se puede destinar para viviendas familiares y no se puede construir un hotel, a no ser que se cambien las Normas Subsidiarias de Es Migjorn. Eso sí, se podrían levantar, si se segregara la parcela en solares de 200 metros (el mínimo contemplado por el planeamiento urbanístico vigente), unos 10 chalés.
En caso de que se quiera impulsar un hotel, el Ayuntamiento (con el aval del Consell) tendría que modificar las Normas Subsidiarias. El alcalde de Es Migjorn, Pere Moll, no veía antes ni ve ahora con malos ojos que se le pueda dar un uso turístico al solar del Caballo Blanco, aunque eso sí, «siempre que el Ayuntamiento gane algo a cambio», afirma. El edificio se levantó en el año 1970 como un restaurante y en la década de los 90 se convirtió en un club de alterne hasta que hace unos seis o siete años cerró sus puertas, tras estar inmerso en varios escándalos como tráfico de drogas, peleas con arma blanca e incluso en el año 2007 su dueño fue a la cárcel por presuntamente participar en una red de prostitución ilegal.