Manuel Valls interviene este martes, en el Ateneu de Maó, en un diálogo público con los expresidentes de la entidad Josep Maria Quintana y Pedro Jaime Bosch. Desde junio pasado Valls es concejal del Ayuntamiento de Barcelona. Rompió con Albert Rivera al apoyar la investidura de Ada Colau como alcaldesa. Quien ejerció como ministro del Interior (2012-14) y primer ministro de Francia (2014-16), mantiene hoy una constante relación con Menorca. En esta isla conoció el verano pasado a Susana Gallardo, heredera de la saga farmacéutica de los Almirall, con la que contraerá matrimonio en Maó el próximo mes.
El Rey manifestó el domingo en Mallorca que «lo mejor es encontrar una solución antes de ir a elecciones». ¿Comparte estas palabras?
—Coincido con esta reflexión del jefe del Estado, que comparto porque ahora España carece de estabilidad política. Felipe VI expresa lo que piensa la gran mayoría de españoles, que desea y reclama un acuerdo antes de la convocatoria y celebración de otras elecciones generales. Debemos afrontar muchos retos y muy urgentes, como la construcción de Europa, crisis económica, inmigración, Catalunya... Necesitamos con urgencia solidez institucional, responsabilidad política y sentido de Estado.
¿Albert Rivera tenía que haberse abstenido para facilitar la investidura de Pedro Sánchez?
—Claro. En febrero dirigí una carta abierta a Pedro Sánchez, Pablo Casado y Albert Rivera a los que pedí voluntad y generosidad para pactar. España necesita gobernabilidad y estabilidad, lo que significa que no podemos dejar el Gobierno de la nación en manos de extremistas y populistas; no es posible que España sea gobernada por nacionalistas y separatistas. Estos tres partidos tenían la obligación de alcanzar acuerdos de Estado. Ello no significa gobernar juntos en un mismo Ejecutivo.
¿Cuál es, entonces, la solución de Gobierno que propugna?
—Casado y Rivera tenían que haber dejado gobernar al PSOE. Ciudadanos ha cometido un error estratégico al oponerse de esta forma tan radical y contundente, porque hubiera podido articular una sólida mayoría parlamentaria, de naturaleza social, liberal y demócrata, con el Partido Socialista. Insisto, en lugar de bloquear, dejar gobernar, porque son mucho más importantes los intereses del Estado que las estrategias de partido.
Apoyó la investidura de Ada Colau, ¿volvería a hacerlo?
—Sin duda. No era posible que Barcelona, esta gran ciudad global conocida y admirada en todo el mundo, tuviera a ambos lados de la plaza de Sant Jaume a un presidente de la Generalitat y a un alcalde separatistas. Sería terrible. Y como ejercer de político significa elegir, opté por el mal menor. No existía otra posibilidad.
El Ayuntamiento de Barcelona pidió ayer una investigación sobre los atentados terroristas en Catalunya del 2017, ¿porqué votó en contra?
—Porque ni los independendistas ni los comunes tienen interés en clarificar lo ocurrido en agosto de 2017. Una vez más el mundo independentista quiere poner Barcelona al servicio de una causa minoritaria, lo que confirma que carecen del más mínimo sentido de Estado y del ridículo.