«Es lo mismo que conducir un coche de alquiler sin tener el permiso. Es demasiado peligroso». Son las primeras palabras que pronuncian tanto socorristas como coordinadores de playas cuando se les pregunta por las embarcaciones sin titulación que se alquilan en el litoral menorquín. Y es que el negocio vive ahora su momento de esplendor.
Eso de alquilar una barca a un precio razonable y capitanearla uno mismo para recorrer Menorca es de lo más llamativo para un turista. Pero esta actividad está alertando a todos los servicios que se encuentran a pie de costa por el riesgo de la navegación que pueden llegar a causar.
Las cifras hablan por sí solas. En lo que llevamos de verano ya se han producido al menos 17 hundimientos de embarcaciones que no requieren de título para gobernarlas. Así lo desvela el oficial Joaquín Salvador, coordinador de playas de Ciutadella, quien agrega que posiblemente la cifra real sea superior. Hay empresas que evitan dejar constancia sobre ello.
La mayoría de los incidentes se han producido en la zona de Ponent que es donde más empresas ofrecen este tipo de actividad. Además, el atractivo de visitar desde el mar playas tan reconocidas como Macarella, Macarelleta o Cala en Turqueta animan el alquiler en esa zona.
El coordinador de la empresa de socorrismo Marsave, Pau Bestard, confirma que el boom se concentra en la zona de Ponent, ya que, según comenta, en el área de Punta Prima no pueden fondear y en la zona de Maó necesitan al menos una hora para poder salir hasta la bocana del puerto e ir luego a la Illa d'en Colom o Canutells cae lejos.
Esta actividad se rige por una normativa estatal que especifica que para el gobierno de embarcaciones a motor con una potencia máxima de 11,26 kilovatios (equivalente a 15 caballos) y hasta 5 metros de eslora no será preciso estar en posesión de las titulaciones siempre que no se alejen más de dos millas náuticas de un puerto, marina o lugar de abrigo y la actividad se realice en régimen de navegación diurna. El responsable que se haga cargo de la embarcación debe ser mayor de edad. Nada más.
Pero la falta de conocimiento de las normas náuticas y de las especificidades de la costa menorquina, así como del manejo de una embarcación han convertido esta actividad en un quebradero de cabeza para las autoridades y sectores que trabajan tanto por el buen uso de la lámina de agua como por la protección del fondo y la seguridad del bañista.
Un ejemplo. El domingo tres turistas gobernaban una de estas embarcaciones y al llegar a Cala en Turqueta no supieron pararla. Invadieron la zona de baño hasta colisionar con la arena.
Socorristas y coordinadores de playas aseguran que 10 o 15 minutos de explicación para contar con nociones básicas sobre navegación es «completamente insuficiente» para poder coger el timón y echarse a la mar. Hay total desconocimiento de normas y manejo. Fondeos, posidonia y zonas balizadas son aspectos que también quedan en el aire.
Afirman que no respetan el balizamiento ni las señalizaciones, no controlan los niveles de profundidad de cada zona y los fondeos no se hacen correctamente. Incluso, apuntan a que en ocasiones hay más personas a bordo de las permitidas. A ello, hay que sumar la mala mar o la presencia de olas provocadas por el paso de una embarcación de mayores dimensiones que, sin duda, se convierten en situaciones de difícil control para quien se estrena en eso de ser patrón.
En Cala Galdana y alrededores los profesionales llegan a actuar por invasión de la zona de baño al menos una vez al día.