El litoral es una de las grandes joyas de Menorca y uno de los principales atractivos para el turismo. La buena calidad del agua es, sin duda, el principal motor que genera este interés. Es por eso que conocer como evoluciona la aptitud de las aguas de baño es importante y trascendental tanto para la salud de los bañistas como para la conservación de las comunidades animales y vegetales que habitan en estos entornos.
Pero cada vez hay menos playas urbanas cuya calidad del agua para el baño sea excelente. El informe publicado por el Observatori Socioambiental de Menorca así lo desvela. El documento que elabora el Obsam se basa en el seguimiento que realiza desde el año 1999 la Conselleria de Salud del Govern y que mide quincenalmente una serie de parámetros para detectar, principalmente, la presencia de elementos contaminantes como pueden ser residuos fecales. Lo hace durante el verano en un total de 29 playas urbanas de la Isla (hasta el 2016 eran 30).
El año pasado el 76 por ciento de estas playas analizadas obtuvo la máxima distinción. Si retrocedemos hasta el año 2011 esta excelencia en su calidad alcanzaba el 90 por ciento. Ha perdido 14 puntos. En 2017 llegaba al 79 por ciento de los arenales controlados.
Actualmente hay siete playas que no alcanzan esta categoría máxima, sus calidades son inferiores. En concreto, hay cinco en las que el agua es buena. Se ubican todas en el término de Ciutadella (son Cala en Bosc, Cala en Forcat, Platja Gran, Cala Blanca y Santandria) y otras dos aprueban con un suficiente. Una de ellas es la Cala de Canutells, en Maó, que perdió la marca excelente en 2015 y desde el 2017 se mantiene en el límite con un ‘sufi'. La otra es Sa Caleta que ha visto empeorar sus parámetros este último año al pasar de tener la clasificación de buena en 2017 a suficiente el ejercicio pasado. Hay que recordar que en mayo del 2018 estuvo cerrada cuatro días por un vertido de aguas residuales procedente de una estación de bombeo.
Además de esta, la playa de Santandria que, tal como hemos citado anteriormente, en 2018 fue clasificada con una calidad buena, es la otra que ha empeorado su calidad. Hasta el año pasado tenía valores excelentes.
La playa de Cala Pedrera de Es Castell tiene una prohibición permanente del baño desde el 2016. Su calidad era insuficiente desde el 2011.