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Menorquins al món

«Me gusta esta ciudad porque es abierta de mente»

El filólogo mahonés, Luis González trabaja para una firma coreana de videojuegos con sede europea en Ámsterdam

Luis González Polvorosa

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La ficha

Lugar y año de nacimiento
— Maó, 3 de marzo de 1991.

Formación académica
— Graduado en Filología Inglesa por la Universidad de Salamanca.

Ocupación actual
— Community Manager en la empresa coreana de videojuegos Kakaogames.

Vive en...
— Ámsterdam, desde diciembre de 2017.

Su objetivo es...
— Seguir en Holanda, si es posible en la misma empresa, «estoy a gusto aquí y no tengo pensado moverme».

Nunca pensó que su afición a los videojuegos le llevaría a conseguir su trabajo ideal. Este filólogo reconoce entre risas que, como la mayoría de padres, los suyos le recomendaron en más de una ocasión que no ‘perdiera' tanto tiempo conectado para jugar. «Ahora están orgullosos porque estoy haciendo algo que me gusta», explica Luis González Polvorosa, mahonés que siendo adolescente se trasladó a Salamanca, tierra de origen de su padre, y en la que más tarde se graduó en Filología Inglesa. En realidad se ganaba la vida con la enseñanza de inglés, pero hace dos años le surgió la oportunidad de trasladarse a Ámsterdam para trabajar en una firma de videojuegos. Y no dudó en dar ese paso.

Ejercía de profesor particular cuando se fue a Holanda. ¿Cómo dio el salto de la filología a los videojuegos?
—Es cierto, mi trabajo es totalmente distinto a lo que he estudiado, trabajo con videojuegos y estoy muy agradecido de haber tenido esta oportunidad. Toda la vida me han encantado los videojuegos, mis padres jugaban conmigo cuando era pequeño y yo por mi cuenta he creado páginas web y llevado comunidades de juegos. Hace dos años vi esta oferta de trabajo, buscaban un community manager (un responsable de gestionar la marca o empresa en las comunidades en internet) en español, y me dije «vamos a intentarlo». Y con la experiencia que había adquirido creando comunidades en mi tiempo libre, me seleccionaron.

¿Qué tipo de comunidades?
—Por ejemplo, si yo estaba jugando a un juego que me gustaba y no estaba en español, me veía con la necesidad de crear una plataforma para englobar a más gente, con el idioma como un punto de encuentro. Y eso es lo que ahora hago en mi trabajo cada día, ser un enlace entre la empresa y la comunidad, que son los jugadores o los clientes, como se quiera llamar.

Ahora forma parte de Kakaogames, empresa coreana con su sede europea en Ámsterdam. ¿Hay que estar fascinado por la tecnología para ejercer su trabajo?
—Claro, tienes que saber de nuevas tecnologías y sobre todo qué redes sociales están funcionando en este momento, utilizas muchas plataformas, no solo Twitter o Facebook, para saber qué opinan los clientes del producto, para poder mejorarlo. Sí, hay que ser algo friki (ríe), o geek o nerd como dicen en inglés, para mí esos términos no son nada despectivos, yo me considero un poco así, no me sienta mal.

Su afición se ha convertido en su empleo, eso es una gran suerte, ¿no lo ve así?
—Sí. A veces me cuesta pensar en el camino que he recorrido. Yo me veía dando clases, a lo mejor haciendo oposiciones para entrar en un instituto..., y ahora estoy en algo que me encanta. ¡No me arrepiento de nada!

¿En qué redes se mueven los jugadores?
—Principalmente tenemos un foro alojado en nuestra propia plataforma, pero también utilizamos Twitter, Facebook, Instagram y la aplicación Discord, para que los jugadores creen sus propias comunidades; nosotros hemos creado también la nuestra y ahí tienes chats y puedes publicar noticias, es algo bastante nuevo, es más específico para jugadores, no como las otras redes sociales que son más genéricas.

¿Viajó a Ámsterdam ya con el contrato de trabajo?
—Sí. Además fue muy rápido, tuve la entrevista un viernes (por videoconferencia) y me dijeron que el lunes ya tenía que estar allí. Lo principal es que entendía del tema y era bilingüe español-inglés, me dijeron que les costaba encontrar gente española con un buen dominio del inglés para este tipo de trabajo.

Como filólogo ¿cree que el inglés es todavía una asignatura pendiente en España?
—Es algo que nos cuesta, sí, lo he visto en mis clases, pero es como todo, con tiempo y esfuerzo se aprende. Me parece que es más una cuestión cultural. En Holanda todo el mundo habla muy bien inglés, pero las películas por ejemplo se ven en versión original subtitulada, otros muchos productos están en inglés, y al final acabas absorbiendo el idioma.

¿Conocía la ciudad antes de instalarse en ella?
—No, no la conocía. Me imaginaba más, en un futuro, quizás trabajando en Reino Unido, en un país de habla inglesa, pero no en Holanda. Cuando llegué era la primera vez que iba a vivir solo en el extranjero y la verdad es que los primeros días estaba asustado y perdido, porque no sabía a lo que me enfrentaba, también me daba miedo el tema del idioma, el neerlandés. Pero con ayuda de la gente y de otra compañera española que empezaba también a trabajar en la empresa, pues hicimos piña. Y ya no estuve tan solo como pensaba.

¿Hay gente de distintas nacionalidades en su empresa?
—Sí, porque ofrecemos soporte en inglés, alemán, francés y español, entonces tenemos atención al cliente, traductores y community managers en todos esos idiomas.

¿Cuál es su tarea como community manager?
—Es como ser los ojos de la empresa, el enlace, ver qué opina la gente en las redes, reenviar esos comentarios a los departamentos correspondientes, si hay algún error, hacérselo saber también..., es ser la cara pública de ese producto. En cuanto a las redes sociales, tienes que promoverlas, mantener un contacto con las personas que escriben, publicitar tu producto y las novedades.

Mantener viva la conversación es importante en la red.
—Más que conversar tengo que ver qué escribe la gente, ser un poco como el Gran Hermano (ríe), es importante saber si algo les gusta o no, para poder cambiar el producto si es necesario.

¿Muchas horas conectado?
—En el trabajo estoy conectado desde que llego hasta que me voy, de 9 de la mañana a 6 de la tarde, y cuando llego a casa estoy bastante saturado, no quiero saber nada de redes. Me pongo a leer un libro o a ver una serie, tengo que desconectar la cabeza porque son muchas horas teniendo contacto con mucha gente en internet, y eso te va minando un poquito. Porque no siempre los mensajes que recibes son positivos, tienes también los típicos haters, ya se sabe cómo funciona internet.

¿En qué le ayuda su formación como filólogo para moverse en el mundo on line?
—Principalmente en el idioma claro, el inglés. Pero también cuando tengo que escribir artículos, a veces lo hacemos para anunciar algo nuevo en la web; agradezco que en la carrera me enseñaran cómo empezar a escribir de cero, porque a veces no es tan fácil, cuesta.

Desde su posición en una empresa especializada, ¿hacia dónde cree que evoluciona el sector del videojuego?
—Durante los últimos años es un sector que está generando mucho más dinero que la industria del cine o la música, es un boom actualmente. Además mucha gente va a ver competiciones en estadios, hay bares especializados en juegos en los que puedes tomar algo y ver un partido, está creciendo rápido. Y realmente no solo es para jóvenes sino también mayores, yo he jugado on line con personas de todas las edades.

Su ejemplo representa una cara positiva del videojuego, hay un nicho de empleo, es una industria más.
—Claro. Al final es como todo en la vida, con moderación es bueno y si abusas no. A mi en casa siempre me decían que jugaba demasiado, ahora que les cuento todo el proceso a mis padres, están sorprendidos y a la vez orgullosos, de ver que soy feliz trabajando en algo que me gusta.

¿Su empresa ha creado algún juego?
—Kakaogames no crea juegos sino que los publica. Somos como una editorial, otras empresas los crean y nosotros les damos soporte, traducción, atención al cliente.... Solo tenemos un juego, se llama Black Desert, y actualmente es uno de los más jugados on line, diría que está en el top 3. En Europa solo tenemos este juego y estamos buscando otros, juegos de móviles, un sector que está creciendo mucho.

En cuánto a su adaptación ¿cómo le trata Ámsterdam?
—Bien, los holandeses (los locales, porque Ámsterdam es una ciudad muy internacional) son muy educados, tal vez un poco fríos, pero sobre todo me gusta porque son abiertos de mente. Se vive muy bien, es una ciudad bonita y no tengo pegas; estudio el neerlandés –un idioma difícil pero interesante–, para las cosas básicas, pero todo el mundo habla inglés.

En el plano laboral ¿el cambio ha sido a mejor?
—Claro, en España era autónomo, tenía que vivir en casa de mis padres. Venir a Holanda, con la diferencia de sueldo, me ha permitido emanciparme. Mi objetivo es seguir aquí, si es posible en la misma empresa, estoy a gusto y no tengo pensado moverme.

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