El peor escenario posible. El Consorci de Residus i Energía de Menorca ya tiene encima de la mesa el diagnóstico de la avería que a mediados de octubre sufrió el aerogenerador número dos del parque de Milà. Es grave, la más grave posible. A tan solo cuatro años de que termine la vida útil de la única instalación de generación eólica de Balears, inaugurada en 2004, el Consell afronta una reparación sin precedentes, con un elevado coste que entre todas las actuaciones necesarias rondará los 200.000 euros sin incluir impuestos.
Para hacerse una idea de lo que supone esa cantidad, hay que tener en cuenta que representa prácticamente la mitad de lo que el parque factura al año cuando tiene todos los generadores en marcha. La avería se ha detectado un componente clave que no puede ser reparado en la máquina, sino que debe ser sustituido desmontando el tren de potencia y retirando los bujes y las palas. La logística es prácticamente idéntica a la necesaria para montar un generador nuevo, según explican desde el departamento de Medio Ambiente y Reserva de Biosfera.
A esa compleja y costosa operación hay que añadir que el modelo de los aerogeneradores del parque está obsoleto, lo que obliga a buscar componentes reacondicionados en el mercado de segunda mano. El coste de la pieza asciende a 120.000 euros y serán necesarias dos grúas de gran tonelaje, además de la mano de obra y las pruebas de funcionamiento. En total, 180.000 euros que se complementarán con necesidades de reparación detectadas en las palas que elevan el proyecto hasta esos 200.000 euros.
Decisión de reparar
Ante ese diagnóstico tan contundente, desde el Consell se han planteado seriamente dar el molino por muerto, más aún teniendo en cuenta que se está trabajando en el proyecto de repotenciación del parque, que supone la eliminación de los actuales molinos y la colocación de tres nuevos de una altura y potencia mucho mayor. Sin embargo, el procedimiento administrativo será lento y todavía no hay plazos para la nueva instalación. Además del medioambiental, existe otro factor clave para que finalmente el Consell haya ordenado al consorcio el inicio de expediente de contratación, para el que será necesario una licitación pública: el riesgo de perder las llamadas retribuciones a la inversión.
Es una prima que complementa la venta de energía y que reciben las instalaciones renovables para garantizarles un mínimo de rentabilidad a lo largo del periodo de vida útil. Esa cantidad se cifra en unos 216.000 euros al año en el caso de que se alcancen 1.050 horas anuales de funcionamiento y el parque todavía puede recibirla durante cuatro años. El problema es que no reparar el molino puede suponer no alcanzar el mínimo de horas legales para recibir primas, 970 al año. Un molino menos haría descender un 25 por ciento las horas de funcionamiento, de media unas 1.600 al año, y cualquier otra contingencia pondría en serio riesgo unos ingresos previstos de unos 864.000 euros.