Los compradores están cambiando y los comercios locales son un buen termómetro para tomarle el pulso a los nuevos patrones de consumo. No hace tanto, hasta 2012, el 7 de enero estaba marcado en enormes letras rojas en el calendario. Señalaban el inicio oficial de las esperadas rebajas de invierno y tenían un poderosos efecto llamada. Sin embargo, desde la liberalización del periodo de rebajas y el auge del comercio on line «ya no es como antes, la gente ya ni se acuerda de cuando empiezan las rebajas», explica un comerciante del Carrer Nou de Maó, mientras coloca con resignación los chillones carteles con descuentos. Mucho trajín en los escaparates y poco en las calles, donde podría ser otro día cualquiera .
Aunque con cierta nostalgia, mucha resignación y algunas dosis de indignación, son una enorme mayoría los comerciantes que siguen reservando el día 7 para el inicio de las rebajas. A su alrededor, en las cada vez más numerosas tiendas de grandes marcas ya hace días que cuelgan los carteles con agresivos descuentos. «Ellos hacen rebajas cada mes», lamenta la encargada de una tienda de zapatos del Carrer de l'Àngel de Maó. «Prácticamente estamos obligados a hacer rebajas, pero ha quedado muy diluido entre tanta oferta por internet y tanta franquicia».
Hay cosas que no cambian. En mi empeño por consumir en la Isla me fui al otro extremo a comprar unas sudaderas que luego debí cambiar por unas más baratas. Nadie me avisó que no me devolvían el dinero. Me hicieron un bono por la diferencia a pesar de que le expliqué que había cruzado la Isla y que no iba a volver para gastar los más de 20 euros, que eran pocos pero míos, tal como sucedió. Conclusión, no volví ni volveré por allí. Hay que renovarse o morir, cambiar el chip. Todo cambia, principalmente la forma de comprar.