La falta de audición es también un problema social, según se desprende del estudio del audiólogo protésico, Carlos Calvo, en el que se desvela que alrededor de 2.200 menorquines ya utilizan audífonos o sufren algún tipo de pérdida auditiva por el cual lo necesitan, mientras que 240 personas son británicos afincados en la isla, en total representan un 2,3 por ciento de la población, de los cuales el 53 por ciento son mayores de 65 años, un 30 por ciento son menores y un 8 por ciento están entre los 19 y 45 años.
El estudio titulado ‘Pérdida auditiva, cognición, longevidad e intervención', relaciona la pérdida auditiva con otras consecuencias sociales y de salud, como la falta de cognición o la sensación de aislamiento y soledad de las personas que tienen alguna carencia de oído. Se puede apreciar cómo la falta de cognición, generalmente relacionada con la edad, es uno de los factores que agudizan las posibilidades de sufrir pérdida auditiva.