Ante el estado de alarma y la prohibición hasta ahora de velatorios o celebraciones de funerales en las iglesias, la parroquia de San Bartomeu de Ferreries ha abierto una página de Facebook que permite, además de compartir la fe, una despedida más digna a las personas que han perdido la vida durante el confinamiento.
La creación de videos biográficos, compartidos después entre los seguidores, ha compensado, en parte, la imposibilidad de reunión de todos los familiares del difunto o acompañarlos para compartir el pésame. El audiovisual permite aquí, y a través de esta comunidad virtual, expresar los sentimientos de la pérdida. Son composiciones elaboradas con fotografías, texto y música que recogen los rasgos destacados de la biografía de estas personas que nos han dejado, en palabras de Joan Febrer Rotger, rector de esta parroquia. «Para que estas muertes no creen un vacío, sino el recuerdo de todo aquello por lo que han vivido».
En poco tiempo, la página ha conseguido más de 1.550 seguidores. La posibilidad de esta iniciativa se explica básicamente por tres motivos: las dimensiones del pueblo, que no llega a 5.000 habitantes; un sacerdote implicado en su vida y conocedor de su gente, y el tejido social característico de Ferreries, que ha permitido que muchas personas colaboraran en estos montajes. La iniciativa fue propuesta por Guida Allès y contó en seguida con la colaboración musical de Nito Martí y Llúcia Vidal. Y se han añadido también para la composición audiovisual Bep Marí o Damià Febrer, entre otros.
Hasta siete personas han perdido la vida en Ferreries desde la declaración del estado de alarma, el 14 de marzo. Tonyita Salord, María Gómez, Joan Morlà (Nito de Santa Bàrbara), Àngela Enrich, y su hermano, el sacerdote Enric; Ignasi Marquès (de Sa Mola) y Margarita Pons (des Forn). Estos difuntos han podido ser despedidos por mucha gente a través de este canal y con el apoyo virtual del pueblo. El rector Joan Febrer, quien ha estado en contacto permanente con las familias, en el cementerio y por teléfono, explica que la situación de no poder realizar ningún tipo celebración ha sido aceptada con resignación, pero que en estos casos, a la pérdida se ha juntado la tristeza por no poder reunirse. En familias grandes, añade, el vínculo del sentimiento quedaba muy disperso.
Joan Febrer se ha encargado del trabajo de coordinación y recogida de todo el material a través de las familias, del mismo modo que cuando prepara la misa de un entierro, aunque de una forma más limitada, aclara, dada la situación. La comunicación vía redes sociales, con toda la frialdad implícita, paradójicamente, ha sido el vehículo para un contacto más humano. Ahora, este recuerdo queda para siempre y en un formato que responde a la situación excepcional que hemos vivido. La parroquia retoma este lunes el culto público en las iglesias. Su página de Facebook, no obstante, seguirá activa para otras comunicaciones entre esta comunidad.