Distancia de seguridad de dos metros entre usuarios, límite de aforo recomendable a la mitad, como mínimo, ventilación en espacios cerrados y constante higienización de los elementos de usos comunes marcan el protocolo para el uso y disfrute de las piscinas tras la crisis de la covid-19 que hizo público el jueves el Ministerio de Sanidad.
Pese a que aún no está precisada la fecha en la que podrán reabrir las piscinas públicas o las de urbanizaciones y comunidades de vecinos, además de las que complementan la oferta de establecimientos de restauración, Sanidad ha relacionado ya las recomendaciones mínimas para que los responsables de las instalaciones vayan adaptándolas a las nuevas medidas hasta su puesta en funcionamiento, aunque cada una deberá decidir su propio protocolo. El objetivo es que tanto el complejo como el agua estén libres de microorganismos patógenos que puedan afectar a los usuarios, y en el caso de las piscinas cubiertas, que la calidad del aire sea adecuada, de ahí la trascendencia que da al aumento de la ventilación.
Reafirma el Ministerio de Salvador Illa que no existe ninguna evidencia de que el virus que causa la covid-19 pueda transmitirse a las personas a través del agua en la piscinas, jacuzzis o spas.
Si la apertura de las playas está contemplada para el inicio de la fase 3, el 8 de junio, probablemente esa será la misma fecha en la que las piletas volverán a entrar en funcionamiento. El Ministerio solo ha señalado que será posible cuando el plan de transición lo permita.