La ordenación de la movilidad en el puerto de Maó es una cuestión que históricamente siempre ha levantado ampollas. Cada intento por mejorar la circulación y embellecer los casi tres kilómetros del paseo marítimo, ha generado, en mayor o menor medida, disconformidad entre el empresariado. Y esto sucede de nuevo con el plan de movilidad que está implantando el Ayuntamiento de Maó. Desde este miércoles hay un único sentido de circulación para el tráfico rodado, de este a oeste, que disgusta a comerciantes y restauradores porque, aseguran, reduce notablemente la afluencia de clientes.
Algunos admiten que «son partidarios de hacer cambios», como apunta Guille Solà; «para intentar que la gente baje más al puerto» y para que este «sea más bonito y con menos coches», como opina Carmine Ranieri. O para «intentar cambiar la mentalidad que hay en Menorca de coger el coche para todo», como desearía Raquel Borrego. Todos ellos coinciden que sería bueno dar algo de tiempo para ver cómo funcionan los cambios.
Sin embargo, la apuesta en este sentido que ha hecho el Ayuntamiento ha levantado polvareda y «desilusión», la que expresa Gabriella Foddi y que es compartida por muchos empresarios, que temen que estos cambios circulatorios, «sin pedirnos opinión» y «en un momento muy difícil», empeoren la situación del comercio.
Una campaña de promoción, otro aparcamiento, bus y más diálogo
El alcalde de Maó, Héctor Pons admite ser consciente «de lo complejo» del tema. Por eso pide «tiempo» para ver la eficacia de los cambios introducidos. Sobre todo porque «aún no se han acabado las obras» y cuesta ver su efectividad con vallas de por medio.
El Ayuntamiento prepara el anuncio de más medidas para apoyar la decisión tomada. Los detalles se darán en breve, pero tienen que ver con la habilitación de una «parcela de 1.500 metros junto al parking» ya existente al lado del ascensor. «Ya se está adecentando», afirma Pons.