Una festividad de Todos los Santos diferente. Como prácticamente todo, en estos momentos, la pandemia del coronavirus y las restricciones han afectado al día de Todos los Santos. Menorca ha recordado, como manda la tradición, a sus difuntos, pero lo ha hecho con limitaciones y con una menor afluencia de público en los cementerios que otros años.
El control de aforo y las restricciones han hecho que los menorquines acudieran en los cementerios de forma escalonada durante este domingo y evitando las horas punta. Muchos otros ya habían avanzado a los días previos su visita al cementerio para evitar así las aglomeraciones.
Los ayuntamientos han decretado estos días una serie de medidas para evitar la concentración de gente en los cementerios. Básicamente se ha limitado el aforo. Por ejemplo en Ciutadella se ha fijado un tope de 290 personas (en cada uno de los dos cementerios) que puedan visitar al mismo tiempo el camposanto. En Sant Lluís, el límite es de 120 personas y en Ferreries, de 115. En algunos cementerios, como el de Maó, se ha limitado la duración de la visita a 30 minutos, a la vez que se han cerrado algunas zonas comunes como los baños.
Apenas se han organizado actos de reconocimiento, y los que se han hecho como en el caso de Ciutadella ha sido reducido y organizado a primera hora de la mañana.
A las 9,30 horas en el Cementeri Vell, el obispo de Menorca, Francesc Conesa, en presencia de los portavoces de los grupos políticos municipales, ha dedicado una oración a los difuntos de Ciutadella.