El doctor Gabriel Mercadal, adjunto del Servicio de Farmacia Hospitalaria del Mateu Orfila, confirma que el hospital recibirá en breve dos ultracongeladores que permitirán mantener las vacunas a 80 grados bajo cero, tal y como está determinado para la vacuna de Pfizer, autorizada ya por el Reino Unido.
En su opinión, las aprobaciones de estas vacunas son aceleradas, por vía de urgencia, y explica que los artículos científicos todavía no están publicados, por lo que para hacer una valoración se remite, dice, a la información que tiene de las notas de prensa.
«Necesitamos ver estos artículos, con las tablas de efectos secundarios, con la incidencia, entre otros, de síntomas leves como artralgias, mialgias o síntomas pseudogripales», apunta Gabriel Mercadal, «si bien, sin ninguna duda, si hubiese algún efecto secundario grave durante los estudios se hubiera comunicado».
Eso, en cuanto a seguridad. Sobre la eficacia, explica que hay toda una serie de dudas porque «necesitamos ver la eficacia por grupos de población; es decir, en niños, o en mayores de 65 años o en pacientes que están en tratamientos con inmunosupresores, por ejemplo». Y ver también cuánto dura la presencia de anticuerpos tras la administración, añade; a la vez que afirma que la situación actual de urgencia «es la que es, y ya llevó en marzo y abril a utilizar hidroxicloroquina y ritonavir con unas evidencias mínimas, en base a estudios in vitro». Pero a diferencia de lo anterior, aquí sí hay ensayos clínicos, pese a que todavía no se han hecho públicos a través de las revistas científicas.
Además, aclara, «la agencia reguladora del Reino Unido, Nice, lo ha aprobado, de tal forma que ellos tienen los informes de valoración, por lo que, si se ha aprobado, tiene todas las garantías». O «diciéndolo de otra forma: yo sí me vacunaría, porque confío en las agencias reguladoras y porque si se aprueba es porque los datos que se tienen son suficientes para llevar adelante esta vacunación».