El respeto escrupuloso a los derechos humanos y a la justicia social efectiva, como base de la salud pública, son los dos factores que deben sustentar las respuestas sociales y de salud por parte de la sociedad. «La covid19 es una calamidad de magnitud brutal que, no obstante, ha permitido afinar el diagnóstico de dos de las enfermedades crónicas y graves que padecemos: el maltrato sistemático a la Tierra y la desigualdad y sus causas», afirmó el catedrático de Salud Pública y epidemiólogo Ildefonso Hernández.
Hernández subrayó que el maltrato continuo que la humanidad dispensa al planeta es el origen de diferentes epidemias de enfermedades contagiosas, por lo que defendió, a nivel insular, los valores de la Reserva de Biosfera para la necesaria convivencia con el medio ambiente. En cuanto a la respuesta que se le está dando a la pandemia, Hernández la calificó de «baja calidad» ante la debilidad de lo que es público «tanto desde el punto de vista institucional como social. Por una parte, tenemos el menosprecio de sectores como la investigación, la salud pública o la educación, y por otra, el deterioro de la calidad democrática».
Aun así, Hernández también se refirió a los aspectos positivos, como las numerosas respuestas sociales elogiables. Así, citó la de los profesionales sanitarios, «el gran capital de nuestro sistema público de salud, que ha sido capaz de organizarse y adaptarse de forma eficiente ante la situación», y la del mundo de la investigación, «que ha posibilitado la llegada de la vacuna contra la covid-19, lo que constituye una magnífica noticia».
A pesar de ser un hecho extraordinario por la celeridad y el número de vacunas efectivas de las que se dispondrán, Hernández lamentó la crudeza de una realidad: la desigualdad como enfermedad social crónica, por la que «los países ricos, que albergan el 13 por ciento de la población del mundo, se han reservado el 51 por ciento de las vacunas disponibles. Lamentablemente no habrá una vacunación simultánea en todo el planeta, y los países más pobres se quedarán a la cola en el acceso a una prevención».
Hernández destacó la labor de las UVAC en la Isla, cuya actuación durante la pandemia siempre ha creído que debería haberse imitado en otros lugares. «En todo momento me ha preocupado la estrategia de seguimiento de los casos y de los contactos que ha sido p ro t o c o l a r i a - mente limitada y falta de recursos».
El epidemiólogo compartió con Maties Torrent la necesidad de revisar el funcionamiento de la arquitectura institucional, y rechazó las descalificaciones generalizadas, «no todos los dirigentes políticos han utilizado el insulto y la deslegitimación».