El kiosco de la plaza de Ses Palmeres de Ciutadella echa el cierre. Es propiedad del Ayuntamiento y la concesionaria, Marga Barceló, había solicitado a través de instancia una rebaja en el canon por los meses de confinamiento en los que no pudo abrir.
Fue a finales de verano y nunca obtuvo respuesta hasta que poco antes de Navidad la alcaldesa Joana Gomila se paró en el kiosco a comprar unas golosinas. La ocasión la aprovechó Barceló para recordar que aún esperaba respuesta a su instancia.
La alcaldesa se interesó por el caso y al cabo de pocos días la llamó para decirle que solo podrían reducir un 25 por ciento de los meses de julio y agosto. Argumentó que sentaría precedente y todas las concesiones municipales apelarían en cascada a lo mismo. «Fue amable y le agradezco el trato, pero no me ha dado solución para poder continuar», declara Marga Barceló.
Acaba de liquidar 9.026 euros por el canon del año pasado, lo que supone una rebaja sobre el importe anual, que son 11.700 euros desde que se hizo cargo de la concesión en 2013 por un periodo de diez años. Le quedan más de dos pero ya ha iniciado los trámites a través de una gestoría para firmar la renuncia.
«En 2020 he trabajado para el Ayuntamiento y en las perspectivas actuales en 2021 tendría que poner dinero para seguir manteniendo el negocio. No me queda más remedio que dejarlo», comenta Marga Barceló, de 55 años y madre de tres hijos, quien obtenía del kiosco una modesta ayuda para los gastos familiares.