Una media de 8.027 personas residentes en Menorca han vivido, a priori exclusivamente, de las prestaciones del Estado durante 2020, el año del coronavirus, que ha desplomado el empleo en la Isla, como en el resto del Archipiélago y en toda la geografía nacional desde poco antes del inicio de la temporada turística.
Se trata de los beneficiarios de alguna de las tres prestaciones principales que gestiona el Servicio de Empleo Público Estatal (SEPE), a mes completo, es decir, que perciben la ayuda en su totalidad durante los 30 días ya que no tienen ocupación laboral retribuida parcial en el periodo señalado. Esta figura del beneficiario se diferencia de la del perceptor porque este sí ingresa algún tipo de salario, que es completado con la ayuda que le proporciona el estado.
Las tres ayudas que tramita el SEPE, principalmente, son la prestación contributiva que incluye a los trabajadores en paro, los que están acogidos a un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) o los fijos discontinuos; el subsidio, que solicitan aquellas personas a quienes se ha agotado ya el cobro del desempleo y piden la ayuda familiar que ronda los 430 euros; y la Renta Activa de Inserción (RAI), que pueden pedir aquellas personas consideradas más vulnerables que padecen alguna discapacidad, tienen más dificultades para acceder al mercado laboral, como las víctimas de violencia de género, inmigrantes o los parados de larga duración. La cuantía que se percibe por esta última ayuda varía en relación al número de hijos y la situación de quien la solicita, a partir de los 451 euros.
La cifra media de beneficiarios de alguna de las tres prestaciones en 2020 prácticamente ha duplicado la del año anterior, cuando se situó en 4.248, y supone un 7,3 por ciento en relación a la media mensual balear, que alcanzó las 109.827 personas. En Eivissa y Formentera la media fue de 16.300 beneficiarios y en Mallorca de 85.500 personas a lo largo del año finalizado.
El aumento radical se disparó en los meses de abril y mayo coincidiendo con la época más dura del estado de alarma. El cierre obligado de establecimientos y de la mayoría de empresas no esenciales o la decisión de no abrirlos en aquellas circunstancias, y la entrada de miles de trabajadores en ERTE, hizo que el número de expedientes aprobados por el organismo nacional pasara de 1.841 en mayo de 2019 a 11.819 en el mismo mes de 2020. El número de beneficiarios se multiplicó por diez.
Fue precisamente mayo el mes en el que se alcanzó el pico de las personas que recibieron alguna de las prestaciones del estado por desempleo.
Temporada estival y paro
En los meses principales de la temporada estival las cifras también sufrieron variaciones significativas de un año a otro, en clara sintonía con el desempleo acumulado por los mismos motivos, es decir, menos hoteles abiertos, menos personal contratado, lo mismo que sucedió en la restauración donde muchos trabajadores se quedaron sin ocupación.
Si en agosto de 2019 hubo 2.077 personas que cobraron alguna de las tres prestaciones completas, un año después la cifra se triplicó hasta las 6.620. Más acusados resultaron todavía los aumentos en junio y julio cuando la incertidumbre mantenía paralizada gran parte de la actividad turística. En junio de 2019 eran 1.604 las personas que percibían alguna de las prestaciones, mientras que en el mismo mes del año siguiente alcanzaron las 10.753, casi siete veces más.
El número de personas que se vieron abocadas a solicitar el subsidio o ayuda familiar al haber agotado la prestación del paro, se duplicó, prácticamente, entre los meses de mayo y septiembre, correspondiente a personas fijas discontinuas que este verano se quedaron sin trabajar, en la mayoría de los casos.
El aumento también se ha registrado en la Renta Activa de Inserción, que ha crecido en un 30 por ciento. La media mensual de 2019 fue de 95 personas, mientras que en el ejercicio de la pandemia se ha situado en 123. En los meses de noviembre y diciembre la cifra de beneficiarios de la RAI ha sido las más alta del año -165 y 172, respectivamente-, que suponen más del doble de las que la recibieron en el mismo mes del año anterior, en consonancia con la situación de extrema precariedad en la que han quedado muchas familias
En cuanto a la prestación contributiva, la más numerosa, pasó de una media de 2.216 personas que cobraron el paro, la prestación por ERTE o por la condición de fijo discontinuo, a 5.788, lo que representa un aumento de más del 160 por ciento.
Mujeres, el 55 por ciento
Entre las 8.027 personas de media mensual que percibieron la prestación contributiva, el subsidio o la Renta Activa de Inserción, algo más del 55 por ciento fueron mujeres. En las ayudas que corresponden a la RAI es donde la diferencia es mayor puesto que las féminas rondan el 70 por ciento.
Las cifras corresponden a las personas que reciben cualquiera de las tres prestaciones del Servicio de Empleo Público Estatal de manera completa, durante el periodo señalado, es decir que no tienen otra retribución por trabajo parcial. La RAI es la Renta Activa de Inserción para personas más vulnerables.