Las condiciones de desescalada establecidas para los locales de restauración han dejado frío a un sector que tras semanas esperando la bajada de nivel se movía ayer entre la indignación y la resignación. Denuncian que restricciones como el aforo máximo permitido del 30 por ciento en el interior de los locales hacen que para muchos empresarios, sobre todos los que no cuentan con terraza, la reapertura vaya a ser «inviable» teniendo en cuenta los costes fijos de volver a poner en marcha el negocio y los bajos ingresos que pueden generar las pocas mesas que podrán habilitar a partir del próximo martes.
El presidente de la Asociación Empresarial de Hostelería y Restauración de Menorca (CAEB), José Bosch, defendía ayer que «teniendo en cuenta los datos sanitarios y que el sector es seguro, el paso que damos es muy pequeño» y llega a afirmar que «esto y nada es muy parecido». Considera que para empezar a dar viabilidad a los negocios la ocupación razonable tenía que haber sido del 50 por ciento y mostraba su extrañeza por el veto a la actividad por la tarde: «¿Acaso la gente se contagia más por las tardes que por las mañanas?», se pregunta.
Por su parte, Antoni Sansaloni, presidente de la Asociación Menorquina de Cafeterías, Bares y Restaurantes (PIME), consideraba que el nuevo nivel creado para Menorca «es una tomadura de pelo, nueva fase, nuevas medidas, no son formas de hacer las cosas». No obstante se consolaba por el temor disipado de que el interior de los locales no se reabriera para acompasarlo con Mallorca: «Un pequeño paso más para Menorca es de agradecer, no somos la isla más perjudicada».
Ambos denunciaron –hasta el punto de considerarlo «una falta de respeto»–, que el Govern no haya contado con el sector de la restauración para acordar las medidas de desescalada, después de semanas en que han venido enviando propuestas de desescalada progresiva sin haber obtenido ninguna respuesta.