La presidenta del Consell, Susana Mora, admitió ayer en el pleno del Consell que las cosas en Sant Joan «no se hicieron bien, y yo me pongo al frente», a pesar de que sus competencias son nulas en seguridad y fiestas patronales. «Podía haber insistido más», señaló, en la necesidad de adoptar medidas de prevención de aglomeraciones fatales para la evolución de la pandemia.
En dos ocasiones tuvo Mora que explicar la respuesta institucional a lo sucedido en Ciutadella la semana de Sant Joan ante las críticas del PP y de Ciudadanos, que le reprocharon falta de acción ante lo previsible por el volumen de reservas para entrar en la Isla y falta de respuesta una vez se habían producido las primeras concentraciones sin respetar las medidas vigentes.
La presidenta del Consell apeló al contexto de cierta relajación social y a la complejidad, incluso a la imposibilidad, a la hora de establecer medidas drásticas como limitar la entrada de barcos, cerrar los bares o decretar un toque de queda. «No hay fórmulas mágicas», dijo.Admitió que sí se veía venir una situación compleja y extendió la responsabilidad al conjunto de la sociedad, pese a lo cual «para nada me pongo de perfil». Fue crítica con la oposición, «el uso partidista de este tema es injusto, nadie avanzó propuestas con carácter previo. Como ciudadana estoy ya cansada de esta actitud»
Mora relató que en distintas ocasiones, incluso ya en plenas fiestas, contactó con Delegación del Gobierno, Govern y Ayuntamiento de Ciutadella para desarrollar posibles medidas, pero que siempre se le remitió a la junta de seguridad, en la que el Consell no participa. Ahora, dijo, se analiza con los ayuntamientos qué hacer para frenar la pandemia y, en este marco, cómo afrontar las fiestas patronales, «debatimos si es mejor organizar actos controlados o no, hay alcaldes que piensan distinto, yo creo que es mejor organizar estos actos».
El PP abrió fuego con una propuesta de acuerdo en tres direcciones, que salió adelante por unanimidad con enmiendas. Incide en la coordinación entre administraciones, en la previsión de recursos policiales y en la necesidad de revisar el plan de emergencias. Su conseller Adolfo Vilafranca recordó que «el Consell dijo que era difícil de prever lo ocurrido, y no es cierto». Ante esto, denunció la «nula capacidad de gestión y de reacción» así como la «falta de autocrítica, alguien tiene que asumir la responsabilidad ante este desastre total». Insistió en que las aglomeraciones de Sant Joan «se podían haber evitado o reducido». Vilafranca reprochó que no hubiera controles mediante test de antígenos en los accesos a la Isla por lo que «fue un coladero», que no se activara toda la dotación policial disponible y que no se impusieran sanciones.
Ciudadanos continuó con el asunto mediante una interpelación. El conseller Eugenio Ayuso recordó que en noviembre ya avisó de que se estaban vendiendo viajes con el reclamo de Sant Joan y que se conocía la alta ocupación de las conexiones con la Isla en esas fechas. «Se ha fallado, y hay que buscar responsables. Fue un error no anticiparse con la definición de varios posibles escenarios. Medios había, si no se utilizaron fue por exceso de confianza».