De los seis millones de presupuesto con los que la Demarcación de Costas de Balears ha llegado a disponer en los buenos tiempos, unos quince años atrás, para la conservación de playas y sistemas dunares, ha pasado a menos de 200.000 euros en la actualidad. El recorte pone en riesgo el seguimiento del trabajo, que hasta ahora estaba ofreciendo buen rendimiento y resulta capital tanto desde el punto de vista ambiental como del económico, dada su vinculación con la industria turística. Ambas dimensiones son consideradas básicas para la Isla.
La salud de un arenal depende del sistema dunar que lo sostiene y hacia este se dirige, en primer lugar, la acción proteccionista de Costas. En Menorca se han llevado a cabo actuaciones en 28 playas mediante sistemas de captadores de arena para facilitar su recuperación, un sistema de conservación más importante que el debate habitual de cada verano sobre la retirada, y en qué condiciones, de la posidonia que el mar arroja sobre los arenales.
Llamados captadores de interferencia eólica, son barreras con una porosidad del cincuenta por ciento que permiten el paso del viento y retienen la arena. Están hechos de material natural como mimbre y cañizo y cuerda de pita para que una vez que han cumplido su función se pudran y se integren en la naturaleza. Luego han de ser renovadas y, sin presupuesto, aparece la falta de continuidad y el riesgo de deterioro del trabajo realizado hasta ahora.
En alguna ocasión puntual se han utilizado barreras de plástico, como las que se utilizan en obras, menos estéticas y más discutidas desde el punto de vista ecológico, pero igualmente han resultado eficientes. En todo caso, ya han sido sustituidas.
También forma parte del sistema de protección dunar la señalización mediante postes de madera y cuerda para acordonar las zonas que no deben ser pisadas. Es un trabajo que requiere seguimiento. Con menos dinero habrá que revisar algunos criterios y establecer prioridades. Son muchos kilómetros de litoral en el que se llevan a cabo actuaciones costeras, el presupuesto de este año puede que dé para los dos kilómetros de la playa de Son Bou. A menos presupuesto menos actuaciones.
Para proteger el sistema dunar de Trebalúger, en el término de Es Migjorn Gran, no llega el presupuesto, de modo que deberá defenderse sin captadores de arena hasta que lleguen más fondos.
También se utilizan para esta función plantas autóctonas. El cardo es la estrella porque cumple la doble función de evitar la pisada humana y la retención de la arena, según relata un experto. Tragsa es la empresa que suele llevar a cabo estas tareas.
Una pisada en la duna se recupera, pero si se rompen o arrancan las plantas que crecen de forma natural como parte del ecosistema y la protegen, el deterioro es mucho mayor y la recuperación mucho, más lenta.
La presión humana es el peor enemigo de las playas del sur y los temporales, los que más daño causan en los arenales del norte. En Tirant, por ejemplo, los temporales del último invierno han destruido la valla protectora y tendrá que ser repuesta, pero son trabajos amenazados por la reducción presupuestaria.
Dunas
Hasta ahora se ha comprobado que la duna que ha recuperado volumen, como en el caso de Son Saura del Norte (Son Parc), donde más se aprecia el trabajo de años pasados, los usuarios de la playa no pasan sobre ella, ha ganado autodefensa incluso contra los temporales.
El comportamiento humano es otro aspecto clave para la conservación y la recuperación de los sistemas dunares. La señalización a través de la delimitación con postes y cuerda y con cartelería informa a los usuarios, que cada vez están más sensibilizados con estas acciones de respeto mediambiental. Por ello resulta fundamental mantenerlo en buen estado y actualizado para que el deterioro de los elementos no contribuya a olvidarlo.