Tenía 53 años y murió a las nueve de la mañana del 4 de septiembre de 2001. Ella fue la primera donante menorquina en el viejo hospital Verge de Monte Toro aquel día en el que se puso en marcha la Unidad de Trasplantes bajo la dirección del doctor Ramón Fernández-Cid.
El hígado de la donante fue implantado a un paciente del Hospital Clínico de Zaragoza y los dos riñones a sendos enfermos del Hospital de Son Dureta de Palma.
Desde aquella fecha han sido 20 años sacando vida de la muerte. La sociedad ha metabolizado el milagro de la esperanza que una desgracia personal y familiar genera en otras personas y familias. «Llevamos varios años sin negativas, las familias dicen que sí a la donación», explica Fernández-Cid.
Otros 48 donantes han sucedido a aquella primera experiencia, que llegó forzada por las circunstancias. La Unidad de Trasplantes se estaba organizando para comenzar en octubre, pero se valoró la situación sobrevenida de una donación que probablemente no iba a repetirse en meses y que por sus características iba a permitir contar con la asistencia de un equipo externo de cirujanos expertos en estas técnicas quirúrgicas como fueron los del hospital zaragozano, que se desplazaron para realizar la extracción del hígado.
Fue una fecha clave para la sanidad menorquina. La recuerdan algunos de los trasplantados con posterioridad, que aquel día vieron un rayo de luz con la que iluminar su situación personal. No obstante, los trasplantes han sido realizados en otros hospitales, en el Mateu Orfila solo hay equipo de extracción de órganos. Sí se trasplantan tejidos, huesos y tendones en operaciones quirúrgicas ordinarias.
55 vidas salvadas
Los 49 donantes registrados en Menorca en estos 20 años han hecho posible 95 trasplantes de riñón, realizados en la mayoría de los casos en Palma (Son Dureta y Son Espases). A ellos se suman 29 trasplantes de hígado, 12 de corazón, 11 de pulmón y 3 de páncreas, que han ido a parar a 140 personas. De ellas, 55 viven gracias a la donación de un órgano y 95 han mejorado considerablemente su situación vital al poder, en la mayoría de los casos, abandonar la hemodiálisis.
Cuarenta de los donantes eran residentes en Menorca y nueve personas en tránsito, según la estadística de la Unidad de Coordinación de Trasplantes, que forman el doctor Fernández-Cid y tres enfermeras, aunque como apunta este «cuando hay una extracción todo el hospital se pone en marcha, cirujanos, radiólogos, neurólogos...». Lo normal es que el hospital que va a realizar el trasplante envíe aquí a sus especialistas para realizar la extracción.
Entre las causas de muerte de los donantes los accidentes vasculares (ictus isquémicos y hemorragia cerebral) son la primera, corresponde a 19 de ellos. Cinco han fallecido por traumatismo y tres por anoxia.