Las mejoras en la oferta de frecuencias del transporte público terrestre que se contemplan con la nueva concesión se aplicarán de forma gradual, en cuatro fases de dos años dentro de los diez de duración del futuro contrato. La previsión es que esta nueva concesión arranque, a más tardar a comienzos de 2023, con una oferta de autobuses muy similar a la actual, más la creación de la línea Ciutadella-Aeropuerto.
La consellera de Movilidad, Francesca Gomis, explicó en el pleno de este lunes que el motivo principal es la pandemia, que ha obligado a reorientar los recursos económicos del Consell y ha provocado una caída drástica del volumen de usuarios. Además, el anterior anteproyecto de mejora, que se sustituye por uno nuevo aprobado ayer de forma inicial, contaba con deficiencias que se han tenido que solventar.
En 2021, el bloque de rutas IB06, el que agrupa el grueso de la oferta, acumula 425.000 pasajeros, cuando en 2019 fueron 909.000. Un 53 por ciento menos y las expectativas de recuperación no son optimistas por los recelos sanitarios a subirse a un bus. «La recuperación será lenta y escalonada». Gomis explicó que en este escenario la oferta se tiene que «reestructurar a la baja», como se ha ido haciendo ya con la pandemia, por lo que «hay que evitar los trayectos sin demanda, no nos podemos permitir autobuses que vayan vacíos», aunque en el conjunto de la concesión se tendrá especial sensibilidad con los núcleos urbanos de todos los municipios y otros como Binissafúller o Sant Climent.
La implantación de golpe de todas las mejoras hubiera requerido para el primer año de vigencia del nuevo contrato una partida máxima de 3,8 millones de euros para compensar el déficit de las compañías. Esta cantidad, en plena caída de la demanda, es considerada inviable ahora mismo, por lo que la cifra será pareja a los entre 1,7 y 1,9 millones de los tres últimos años. Ajustes en algunos conceptos técnicos permiten no aumentar el presupuesto pese a asumir la ruta Ciutadella-Aeropuerto, dijo la consellera.
Desde la oposición, PP y Ciudadanos coincidieron en criticar la demora en la licitación de la nueva concesión y los notorios errores del primer anteproyecto. El conseller popular Adolfo Vilafranca remarcó, incluso con una interpelación, que la actual situación del servicio es irregular, una vez superadas todas las prórrogas previstas, y reclamó responsabilidades políticas por la situación, que Gomis asumió en parte.
En cuanto a la aplicación de las mejoras por fases, Vilafranca expuso que «parece que hay una renuncia a mejorar el servicio, nos vemos clara su apuesta por el transporte público», a lo que la titular del departamento respondió que se esperaba un crecimiento en el volumen de usuarios que no se producirá, «no renunciamos, nos adaptamos a lo que tenemos y a lo que creemos que puede venir».