La presión fiscal que tuvieron que asumir los menorquines durante el año 2020 se vio incrementada en cerca de 3 por ciento respecto al ejercicio anterior, pasando de 28,79 a 31,1. El dato no sería especialmente significativo si no fuera porque el aumento de la carga impositiva se produjo precisamente el año de la pandemia que arrojó unas consecuencias negativas conocidas en las economías familiares, de empresas y autónomos.
Las medidas implementadas por las administraciones, especialmente la insular y las municipales, permitieron bonificar el pago de ciertos impuestos y tasas para no gravar la situación de quienes más sufrieron el confinamiento y la falta de ingresos. Pero aún así, los datos que recoge la memoria del CES (Consejo Económico y Social de España) reflejan que la presión fiscal, en lugar de disminuir, acabó al alza debido a la inercia recaudatoria de los tributos y la consolidación de nuevas figuras impositivas.
En 2020 cada menorquín aportó 117 euros menos al erario público en cuanto a la recaudación por persona debido al estancamiento de la economía y la reducción de movilidad.La carga fiscal por habitante en Menorca, sumados los impuestos directos, indirectos, las tasas y otros ingresos, fue de 7.985 euros en 2020, mientras que en 2019 había sido de 8.102 euros.
Sin embargo, ese descenso en la aportación quedó muy lejos del experimentado en la renta per capita de los menorquines por lo que la compensación brilla por su ausencia. Los mismos datos del CESmuestran que esta renta se desplomó hasta los 5.500 euros menos per capita. De esta forma se explica el incremento final de la presión fiscal en el cómputo del año hasta alcanzar cerca de los 3 puntos más que en el año anterior a la pandemia.
En relación a las otras islas, la que tuvo la carga impositiva mayor fue Formentera, con un 31,9 por ciento, mientras que la de Mallorca fue del 30,9 y Eivissa, la misma que la de Menorca (31,1). La media balear fue del 31 por ciento, lo que la mantuvo como la más elevada entre todas las comunidades autónomas, casi seis puntos por encima de la media nacional que en 2020 fue del 25,6 por ciento, lo que supone que la carga fiscal de un balear fue de 7.946 euros, 1.788 euros más que de lo que aportan de media los españoles.
A Balears le siguen Cantabria con el 28,3 por ciento, Asturias, 28,2 y la Comunidad Valenciana, con el 28,2 también. Ceuta, con el 12,3 por ciento y Melilla, con el 8,3 fueron las ciudades autónomas con menor presión fiscal, mientras que la de Canarias fue del 20,6. Los habitantes de las islas afortunadas, con 3.984 euros, soportan una carga impositiva que es la mitad de la que afrontan los habitantes de Balears, lo que pone de manifiesto, como recoge el propio CES la necesidad de un replanteamiento que permita corregir el sistema vigente del régimen económico balear.