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Pandemia de coronavirus

El certificado covid, una medida asumida con poco impacto en el consumo

La prórroga del pasaporte se recibe como algo menor frente a otros factores. Simebal lo pide para visitas y acompañantes de ingresados

Los clientes de bares y restaurantes deben acreditar desde comienzos de diciembre su condición de vacunados | Manolo Barro

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Cantabria ha decidido ya eliminar el certificado covid para acceder a determinados espacios y Cataluña, por ejemplo, lo está sopesando. Mientras tanto, en Balears, el Govern dispone del aval del TSJB para prorrogar la medida hasta el 28 de febrero. El requisito de vacunación, haber pasado la covid-19 o disponer de una prueba reciente, se implantó a comienzos de diciembre en el Archipiélago y las actividades afectadas parece que lo han asumido ya con cierta naturalidad, dentro de lo que cabe. La prórroga parece ser, al menos entre las personas consultadas, una circunstancia menor en relación a otros factores sanitarios, sociales y económicos.

«Ahora hay muy poco movimiento, pero no es un problema de restricciones o certificado», asegura José Bosch, presidente de asociación de hostelería y restauración de la CAEB. Bosch atribuye la falta de clientes al bajón propio de enero, al que se suman «el miedo que tiene la gente a contagiarse y los que no, están confinados. No hay consumo, la gente no sale a los restaurantes. En febrero muchos no abrirán, o prolongarán sus vacaciones».

José Luis Portella, de los cines Ocimax de Maó, comenta que experimentaron una afluencia de clientes en las vacaciones de Navidad más elevada incluso de lo esperado, ya con el certificado covid vigente. Ahora se nota una cierta caída pero «siempre pasa después de Reyes, además tampoco hay suficientes estrenos todavía».Por lo tanto, acepta la prórroga con resignación.

Bosch argumenta que la restauración aceptó el pasaporte vacunal si no había restricciones de aforo, algo que no ha cambiado, «sería incoherente criticarlo ahora». Sobre la operativa, ambos no ven mayores complicaciones una vez se ha asimilado la mecánica, salvo en alguna punta de afluencia de clientes. Portella afirma que «un 90 por ciento de los espectadores ya lo saben, a veces hay algún grupo que renuncia a entrar porque uno no tiene el certificado, pero pasa poco. No hay mucho problema».

La exigencia del certificado covid afecta también a profesionales como es el caso de los sanitarios.Desde el sindicato médico Simebal,Claudio Triay explica que el requisito se ha aplicado sin más incidencias ni contratiempos, más allá de alguna queja puntual por el horario de las PCR a los no vacunados, cuando son citados fuera del horario laboral. Este colectivo no alcanza el 5 por ciento del total.

No obstante, Claudio Triay explica que han trasladado a la gerencia del Área de Salud de Menorca que «es incomprensible que se pida el certificado a la gente en los bares o en los gimnasios pero no a las personas que acompañan o visitan a pacientes ingresados en el Hospital. Nos sorprende mucho que sea así». El portavoz de Simebal en la Isla destaca que el certificado es una medida que pretende incentivar la vacunación y lo ha logrado, un elemento clave en la sexta ola que ha permitido que el actual alud de contagios haya conllevado una presión hospitalaria similar a otros momentos con incidencias muy menores.

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