Se cumplen dos meses de la obligatoriedad de mostrar el certificado covid para acceder a bares y restaurantes –en principio los que tenían un aforo para más de 50 personas, pero desde finales de diciembre en cualquier establecimiento de hostelería–, y la presión inicial de contar con el green pass para poder tener un mínimo de vida social ha dado paso a una cierta relajación. Pasado el tirón de la Navidad, un día cualquiera de invierno, cuando las cajas registradoras de los negocios languidecen y el contagio por ómicron deja a miles de menorquines en casa, hay establecimientos que optan por hacer la vista gorda.
Teléfono móvil en mano, con el código QR abierto y listo para enfrentarlo a cualquier lector, lo cierto es que muchos clientes relatan a «Es Diari» que nadie les ha pedido el certificado para acceder a pedir un bocadillo o un café en un bar, o para cenar en una terraza (hay que recordar que si tienen tres de sus cuatro laterales cubiertos, el pase debe exigirse), ni para tomarse una copa en un pub. En algunos locales se han vivido problemas puntuales con personas que han intentado entrar mostrando códigos que no eran los suyos. La verificación con el DNI es necesaria, pero también es otro paso que algunos establecimientos se saltan. De este modo, el cumplimiento de la medida es irregular y la vigilancia, o bien resulta insuficiente, o también se toma de manera menos severa por los cuerpos policiales e inspectores que velan por hacer cumplir las normas para el control de la pandemia. La no petición del certificado covid a los clientes en un restaurante o bar se considera una falta tipificada entre grave y muy grave, por lo que las posibles multas son elevadas, van desde los 3.000 a los 300.000 euros.
Este cansancio y laxitud en el cumplimiento de una medida que estará en vigor en la comunidad autónoma hasta el próximo día 28, después de sucesivas prórrogas autorizadas por el Tribunal Superior de Justicia de les Illes Balears (TSJIB), se produce en medio de un debate sobre la efectividad del citado pase covid para evitar los contagios y cuando algunos territorios, como Cantabria, Catalunya y Asturias, ya han decidido suprimirlo, mientras que en otros está a punto de decaer y no se sabe si será prorrogado.
Como con otras medidas a lo largo de la pandemia, su aplicación es heterogénea y depende de cada comunidad autónoma, lo que desorienta y complica mucho más su correcta aplicación a los ciudadanos
Contradicciones
Un ejemplo de la contradicción que se da a la hora de exigir o no el certificado covid se pudo vivir el pasado fin de semana. Mientras los locales de restauración pequeños o grandes se ven obligados a solicitar el pase covid, en el evento más multitudinario que se celebró el sábado, el partido de baloncesto entre el Hestia Menorca y el Sant Antoni Ibiza al que acudieron en torno a 1.500 espectadores, no fue necesario presentar el certificado. Es absolutamente legal. Esto se debe a que es una competición de una liga estatal y el Govern no tiene competencias, por lo que la medida no es aplicable, mientras que en otros eventos deportivos de ámbito regional, aunque se desarrollen en espacios abiertos, sí se solicita. Una vez más la división competencial es incongruente ante la situación de pandemia.