Red Eléctrica de España (REE) instalará una batería de almacenamiento que «más que duplicará la capacidad de transporte eléctrico del enlace actual», dijeron este jueves sus directivos durante la comparencia en la Comisión de Economía del Parlament.
Esa es la apuesta para la planificación energética 2021-2026, que todavía ha de aprobar el Ministerio para la Transición Ecológica. La nueva infraestructura contribuirá a acelerar la transición prevista en la Estrategia 2030. El segundo cable submarino que refuerce el sistema Mallorca-Menorca deberá esperar al siguiente plan quinquenal de inversiones.
Eduardo Maynau, delegado regional en Balears; Juan Bola Merino, director de operaciones de los sistemas no peninsulares; y Manuel López Cormenzana, director de mantenimiento de instalaciones, dieron las explicaciones en torno al suceso del 28 de octubre de 2018, que dejó al 56 por ciento de la ciudadanía de Menorca sin suministro eléctrico durante 56 horas, y la estrategia para afrontar las necesidades energéticas de Menorca.
El PP había pedido en 2019 la comparecencia del presidente de REE, Jordi Sevilla, y en 2020 la de su sucesora, la exministra Beatriz Corredor. Ninguno de los dos acudió, tampoco la secretaria de estado de Energía, Sara Aagesen, por lo que las explicaciones técnicas de los directivos sustituyeron ayer el debate político y la rendición de responsabilidades. La pandemia, una vez más, sirvió de excusa para retrasar el debate más de dos años desde que la diputada Asunción Pons lo hubiera solicitado.
Los directivos explicaron con todo lujo de detalles el suceso, por demás conocido, y el esfuerzo titánico de la reparación, en la que trabajó un equipo de 40 personas por turnos las 24 horas del día y concluyó la tarea en 56 horas. Expusieron casos similares como el cap de fibló que sufrió el entorno de Palma en septiembre en 2007. También afectó a dos líneas y se tardó 16 días en reparar 4 apoyos de una y 18 días para tres apoyos de la otra, lo que por comparación supone que en Menorca se realizó un trabajo más diligente y satisfactorio.
Esa rapidez, arguyeron, responde al plan de contingencia, que ayudó a que los tiempos de reparación fueran cortos. «No se puede prever todo, pero el plan funcionó», afirmó Maynau.
El plan se había puesto en marcha después de que en noviembre de 2017 la Isla acabara desconectada al quedar inutilizado el cable submarino. Este databa de 1975, había consumido su vida útil y tras ser roto por el ancla de una embarcación, los intentos de reparación no lograron arreglar las fugas contaminantes y se optó por evitar daños ambientales. El diputado socialista Damià Borràs recordó que para entonces ya debía haberse tendido y entrado en funcionamiento el segundo cable, pero el gobierno de Rajoy había suprimido la inversión «por razones de austeridad». Preguntó por la política de futuro y si era necesario el segundo enlace submarino. Está contemplado entre la subestación de Sant Martí de Alcúdia y un punto de la costa occidental menorquina, su instalación no llegará antes de 2026, REE no lo ha propuesto para el plan anterior.
La empresa de transporte eléctrica, que es privada pero de regulación pública, explicó asimismo que descartó la instalación de grupos electrógenos tras el apagón «porque no está justificada la instalación de más generación en el sistema», que alcanzó su punta de consumo en 2008 con 128 megawatios. «Ahora hay 253 megawatios, no hay problema de cobertura», dijo Bola Merino.
Reiteró que el criterio N-1, el estándar para afrontar fallos que eviten la caída del sistema, es el que se aplica en todo el mundo y es considerado suficiente, salvo para catástrofes naturales.
Red Eléctrica aprovechó para recordar su compromiso con Menorca, donde ha invertido 150 millones entre 2011 y 2021, importe del que el 60 por ciento se ha dedicado a mantenimiento y el 90 por ciento se había invertido antes del fatídico 2018.