«Debo manifestar una gratitud especial a quienes os habéis desplazado desde lejos. A los fieles que me habéis querido acompañar desde Menorca, donde ha quedado una parte de mi corazón», manifestó el nuevo obispo de Solsona, Francesc Conesa, en la toma de posesión celebrada al mediodía de ayer en la Catedral de esta Diócesis catalana.
La delegación menorquina, que acompañó a quien ha sido pastor de la Isla durante los últimos cinco años al inicio de su nuevo mandato episcopal en Solsona, estuvo formada por los presbíteros Gerard Villalonga, Bosco Faner, Joan Miquel Sastre, Llorenç Sales, Josep Manguán y Joan Camps; Joan Mir Llorens, ecónomo diocesano; Maria Gener, secretaria del Obispado; María J. Bermejo, religiosa carmelita; María Victoria Aymerich Martínez, religiosa de la Consolación; y los laicos María F. Martínez Catchot, Francesc Florit Febrer, Mariana Torrent Goñalons, Pedro L. Salord Seguí, Antoni Mercadal Picó, Miquel Pons-Portella, abogado y colaborador de MENORCA • «Es Diari»; Esther Triay, concejal de Es Migjorn Gran; Maria Antònia Serra, Joana Piris y Maria dels Angels Mascaró.
2007: ordenación episcopal
Conesa Ferrer, que se despidió de los fieles de Menorca en la misa de acción de gracias que presidió el 26 de febrero en la Catedral de Ciutadella, se presentó ayer a los fieles de Solsona en una solemne Eucaristía que conConesa con los presbíteros de Menorca desplazados ayer a Solsona y los obispos Giménez Valls y Taltavull. celebró con más de veinte obispos, entre ellos los de Mallorca y Eivissa, el menorquín Sebastià Taltavull y Vicent Ribas, respectivamente. También participaron el nuncio apostólico en España, Bernardito Auza, y el cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, presidente de la Conferencia Episcopal Española. En la homilía manifestó Francesc Conesa: «como el Padre me ha enviado, así os envío yo. Estas palabras resuenan de un modo particular en mi corazón en este día, porque también yo me siento enviado por el Señor resucitado a esta Iglesia de Solsona».
Aludió al inicio de su trayectoria pastoral, en la Catedral menorquina, el 7 de enero de 2007: «La ordenación episcopal me constituyó en sucesor de aquellos apóstoles, con los que comparto una misma misión: proclamar el Evangelio, ser mensajero de la buena noticia. Vengo cargado de ilusión a proseguir el anuncio de Jesucristo, que en estas tierras comenzó muy pronto y perdura hasta hoy. Vengo a acompañar vuestra fe, a ponerme a vuestro lado para caminar juntos. Vengo en actitud de servicio, pues no deseo otra cosa que ser ‘servidor de vuestra alegría' y proclamar cada día la buena nueva».
No temer la reforma
El obispo de Solsona afirmó, al iniciar su mandato en esta diócesis catalana, que «será preciso renovar estructuras y reformar muchos elementos de la Iglesia». Añadió que «no debemos tener miedo. Vivimos tiempos nuevos que exigen reforma en la Iglesia, en sus instituciones, y, sobre todo, conversión de los corazones» y explicó que «el Papa Francisco nos ha invitado a pensar no en otra Iglesia, pero sí en una ‘Iglesia distinta', abierta a la novedad que Dios le quiere indicar». Conesa proclamó que «la reforma de la Iglesia no es tanto obra nuestra como de Dios; que es quien transforma los corazones, es quien hace que nuestras estructuras sean medio para que los hombres encuentren a Dios es el Espíritu Santo». Y subrayó que «cada uno, desde su propia vocación y misión puede contribuir al crecimiento del cuerpo de Cristo, que es la Iglesia»
El apunte
La Diócesis empieza una nueva etapa de sede vacante
Con la toma de posesión de Francesc Conesa como obispo de Solsona, la Diócesis de Menorca vuelve a estar en situación de sede vacante. El nuncio apostólico en España, Bernardito Auza, que ayer participó en la celebración litúrgica celebrada en la Catedral de Solsona que acogió la llegada de Conesa Ferrer, manifestó a MENORCA • «Es Diari» que «ni la Santa Sede ni la Nunciatura han previsto el nombramiento de un administrador apostólico para Menorca, por lo que ahora procede la designación de un administrador diocesano». El próximo martes se reunirá el Colegio de Consultores en Cal Bisbe para elegir al administrador diocesano que, hasta el nombramiento e incorporación del nuevo titular de la sede episcopal de Severo, dirigirá la Iglesia de Menorca.
Durante este periodo se aplicará el antiguo principio romano nihil innovetur, recogido en el Código de Derecho Canónico. Determina que «nada se innove», sin introducir grandes cambios ni modificaciones. Todo apunta a que será designado el vicario general, Gerard Villalonga, que ya ejerció las funciones de administrador diocesano desde septiembre de 2015, cuando Salvador Giménez Valls fue trasladado a Lleida, hasta enero de 2017, cuando Francesc Conesa fue ordenado y tomó posesión en la Catedral de Ciutadella.
Al ser elegido administrador diocesano, en 2015, Gerard Villalonga, manifestó que «la sede vacante no ha de tender hacia el inmovilismo ni la parálisis, sino a una continuidad sin sobresaltos, mientras esperamos el nuevo pastor propio para la Diócesis». Durante el periodo de sede vacante se llevan a cabo las consultas sub secreto pontificio, que forman parte del proceso para designar al próximo obispo de Menorca.
Colegio de consultores
En la actualidad el Colegio de Consultores, que actúa como consejo de gobierno de la Diócesis y comisión permanente del Consejo Presbiteral, está formado por los sacerdotes Joan Febrer Rotger, que al ser el presbítero de más edad le corresponde convocarlo y presidirlo; Gerard Villalonga Hellín, Llorenç Sales Barber, Bosco Faner Bagur, Bosco Martí Marquès y Joan Miquel Sastre Preto.