Cuatro cámaras de televisión con sus operadores correspondientes, más periodistas de los habituales, los tres consellers socialistas y hasta una docena de personas en total siguieron la comparecencia de la presidenta Susana Mora, acompañada de Cristina Gómez, la única socia que le queda en el equipo al margen de sus compañeros. Vestida con americana negra y reiterados tragos de agua, afrontó con relativa serenidad la situación.
«¡Negociemos!», dijo a modo de llamada a los que quieren irse del equipo de gobierno. Recomponer el grupo es su primera opción y no maneja otras hasta confirmar o descartar esta. Este lunes no había retirado las delegaciones de gestión a nadie porque a la hora de su comparecencia todavía no se había presentado la renuncia de los tres consellers de Més. En todo caso, hasta que la renuncia sea efectiva se apurarán los intentos para rearmar el pacto de gobierno.
Plan B, consellers no electos
El PSOE sabe, no obstante, y la presidenta Susana Mora mejor que nadie, que la «unidad en la diversidad» que proclama tiene mala digestión con los socios nacionalistas. Apela a su regreso y si este no se produjere y se queda en minoría no le quedará más remedio que el Plan B.
Este pasa por la designación de consellers no electos, es decir, sin necesidad de que sean candidatos que iban en la lista.
El reglamento le autoriza a tres nombramientos, aunque puede quedarse con uno o dos. Con tres y la consellera de Unidas Podemos, que comparte las razones del PSOE, sumaría ocho consellers, los mismos que el resto de la corporación. Sin embargo, estos consellers no pueden votar en el pleno, por lo que los asuntos a debate siempre tendrían que salir adelante por negociación o acuerdo con otros grupos.
Susana Mora dijo este lunes estar dispuesta a gobernar en minoría. El volumen de gestión y el ritmo de actividad actual son poco compatibles con un equipo reducido como serían la presidenta y cuatro consellers más. Esa es la razón de peso que apunta hacia la designación de algún refuerzo. Una segunda opción es la de nombrar más directores insulares al mando de los actuales consellers en caso de que estos hayan de asumir las delegaciones que dejan los miembros de Més.
Recta final del mandato
En cuanto a las tareas pendientes y en riesgo de no salir adelante a causa de la ‘crisis de la biosfera', la aprobación del Plan Territorial Insular (PTI) encabeza el ránking. Concluida la documentación a final del pasado mandato, los tres de la actual no han bastado para sacarlo adelante.
La determinación del techo de plazas turísticas es otro de los asuntos de debate que requiere el acuerdo de toda la izquierda ante la flagrante divergencia que mantiene con el centroderecha en este asunto.
Otra de las citas marcadas en rojo en el próximo trimestre es la probable declaración de Menorca Patrimonio Mundial por su herencia talayótica. La ruptura tendrá sus consecuencias en la agenda pública.