Los policías nacionales de la Comisaría de Maó asignados al aeropuerto realizan servicios extraordinarios (horas extras) autorizados por la Dirección General de Policía, para poder dar cobertura a las necesidades que requiere la instalación, especialmente desde que el Reino Unido saliera de la Unión Europea.
Es, por ahora, la solución inevitable para afrontar la masiva llegada y salida de pasajeros después de que no se haya cumplido la presencia de otros diez agentes de refuerzo que debían haberse desplazado a Menorca desde principios de junio hasta final de septiembre. Aunque las causas no han trascendido, las grandes aglomeraciones que se están registrando en otros aeropuertos nacionales ha motivado una redistribución de efectivos que, por el momento, ha dejado la Isla sin los refuerzos anunciados. Salvo cambios inesperados, solo se va a incorporar uno de ellos.
Son 18 los agentes de la Comisaría de Maó, con formación específica, destinados al aeropuerto. Ellos cubren los turnos con 8 agentes por la mañana y otros 8 por la tarde-noche, 4 de ellos en la zona de salidas y otros 4 en la de llegadas. Dado que los servicios extraordinarios son voluntarios, su disponibilidad no está asegurada para todo el verano.
Los agentes están obligados a controlar y sellar los pasaportes de todos los pasajeros fuera del espacio Schengen, como ordena Frontex, la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas.
El apunte
Un filtro genérico evita colapsos antes de llegar al embarque
Un filtro genérico antes del acceso a las puertas de embarque de cada vuelo permite, hasta el momento, que no se produzcan grandes aglomeraciones en el Aeropuerto de Menorca, protagonizadas por los miles de pasajeros británicos que regresan al Reino Unido. La petición de la Policía Nacional para lograr el embolsamiento de los pasajeros que vuelan fuera del espacio Schengen ha sido atendida este año por la dirección del aeropuerto para agilizar el tráfico de usuarios en función de los policías disponibles.
Cuatro agentes nacionales distribuidos en dos garitas situadas tras los filtros de seguridad en salidas internacionales hacen la comprobación del pasaporte y posterior sellado obligatorio al haber dejado de pertenecer a la Unión Europea tras el brexit. De esta forma, el filtro genérico permite que los embarques de cada vuelo se puedan desarrollar sin que se acumulen retrasos porque la comprobación del pasaporte se ha hecho con anterioridad y no en el mismo momento en el que acceden al finger, como se hacía hasta el inicio de esta temporada. Entonces los policías estaban situados junto al personal de tierra de las compañías que realizan el embarque.
Los vuelos internacionales se distribuyen entre las puertas 10 a la 16, y antes de acceder a ellas es cuando los pasajeros pasan el control de pasaporte. La ventaja que proporciona este sistema solicitado por la Policía Nacional años atrás es que el embarque resulta mucho más ágil, pero como contrapartida, los pasajeros han de armarse de paciencia cuando aguardan el turno para presentar su documentación ante el agente. Además, una vez superado este filtro, los usuarios disponen de una menor oferta comercial y de restauración puesto que ya no tienen acceso a otras zonas de salidas internacionales al hallarse en la reservada al espacio para los vuelos cuyo destino está fuera de la Unión Europea.
En la zona de llegadas el control de pasaporte corre a cargo de otros cuatro agentes, en la planta baja, antes de que accedan a la recogida de equipajes.