Maria Camps valoró ayer que Menorca no solo cuenta con grandes músicos, sino con «un público de calidad, que valora lo que se le ofrece y que es crítico». También destacó la dotación de infreatestructuras y la proliferación de oferta musical y festivales este verano, «una avalancha de oferta, que genera actividad económica y que dinamiza nuestra sociedad».
En su intervención prestó especial atención a las políticas culturales. Primero, demostró que los grandes teatros no podrían existir si no fueran públicos. El Liceo o el Real, el Principal o el Born no podrían subsistir en manos privadas «a no ser que se ofrecieran políticas fiscales que incentiven las grandes fortunas a invertir en equipamientos culturales». Lamentó que las ayudas públicas a las entidades y proyectos culturales reciban el nombre de «subvenciones». Afirmó que la cultura no puede sobrevivir sin el apoyo de las administraciones. Puso como ejemplo la Semana de la Ópera, con dos representaciones y un concierto al año, con 140.000 euros de aportación pública. «Una butaca en platea cuesta 170 euros, ¿cuánto costaría si no existieran ayudas?». Apuntó que «renunciar a la cultura es deshumanizar la sociedad y la esencia misma sel ser humano. Es necesario democratizar la cultura y esto no es posible sin políticas culturales» que lo hagan posible.
Sobre los criterios de la programación abogó por la iniciativa «del tejido social» y defendió el objetivo de diversificar autores y repertorios para crecer. También defendió la crítica cultural en los medios.