La granizada que este jueves barrió Menorca de punta a punta, acompañada de vientos de hasta 90 kilómetros por hora, pilló desprevenidos a muchos turistas y residentes en las playas. A pesar de la alerta meteorológica y que la noche anterior había sido complicada por las tormentas, parecía que lo peor había pasado y muchos se animaron a tomar el coche y dirigirse a pasar el día junto al mar. Allí es donde les sorprendió lo que estaba por pasar.
Una familia riojana compartió con un portal de noticias de su región, «La Rioja Meteo», cómo los bañistas trataron de refugiarse como pudieron en el chiringuito de la playa de Macarella. Con el agua cayendo a cántaros y el granizo eran muchos los que buscaron el cobijo de los toldos hasta que escampara.
A pocos kilómetros, también en la costa sur de Menorca, las rachas de viento complicaban la situación a pie de playa en Sant Tomàs, donde trabajadores de un local se afanaban por evitar que las sombrillas salieran volando. María Tikas, periodista del diario «Sport» compartió el vídeo con sus seguidores en las redes sociales.
Una escena parecida, también a pie de playa, se vivía en el chiringuito de Son Bou. La tormenta pilló a muchos clientes a la hora de la comida.
Más afortunados fueron los turistas que pudieron documentar el paso de la tormenta refugiados bajo las pérgolas de algún local.
Después de todo, el paso de la tormenta se ha saldado con daños menores para lo que podría haber sido, principalmente centrados en la rotura de lunas de los coches aparcados y algunos cristales de ventanas y claraboyas.