Después de varios años en litigio sobre la titularidad de la carretera de Son Bou y, por ende, quién es el responsable de su mantenimiento, presenta un estado de deterioro manifiesto. Como consecuencia de la falta de conservación, los arbustos y la maleza avanzan sin control por ambos márgenes del asfalto.
Lo denuncia Gabriel Carrari, socorrista de la playa quien con sus otros tres compañeros acude al trabajo cada día en bicicleta. Utilizan el arcén, un estrecho pasillo que queda entre la línea blanca que delimita por el exterior el carril de circulación y la zona de tierra, salvo cuando la maleza ocupa ya ese angosto tramo y les obliga a circular por el carril general de vehículos.
«La gran mayoría de los conductores nos respetan pero no falta quien te diga algo o te adelante sin respetar los 1,5 metros de distancia», explica. Ha expuesto el problema a las autoridades locales, al alcalde en concreto seis semanas atrás aprovechando que se hallaba en la playa con una comitiva de autoridades. Le contestó, dice, que hace tres años gestionó un carril bici, pero que el proyecto está en espera.
Carrari, quien recuerda que esa carretera de 6 quilómetros es una de las que más afluencia registra en verano, se conformaría de momento al igual que sus compañeros con unos márgenes limpios y en mejor estado de conservación.
No es el único que cuestiona la falta de mantenimiento que acumula. Otros usuarios reclaman incluso la rectificación de los puntos de mayor siniestralidad tal como atestiguan los accidentes mortales.
Las carreteras están hechas un asco. No mantienen nada. Ni se ven las señales. Por no hablar de la falta de farolas y papeleras en la isla. Y los contenedores humeantes y rotos. Vamos que para coger el coche hay quien con mil ojos. Y todavía hay gente que piensa que las carreteras están fenomenal y no necesitan arreglos.