Vivir y trabajar rodeado de paisajes verdes en plena naturaleza, mientras respiras aire puro y escuchas el canto de los pájaros. La payesía a veces se idealiza sin tener en cuenta una realidad repleta de sudor y sacrificio, de trabajo duro y esfuerzo continuo que pueden verse perjudicados por una mala climatología o una enfermedad del ganado que dejen sin apenas recompensa a los campesinos.
Para resistir a esta compleja realidad rural, las nuevas tecnologías se han presentado como un aliado eficaz que moderniza las fincas, aumenta la eficiencia de las empresas y mejora la calidad de vida de los payeses, favoreciendo el relevo generacional en las familias campesinas. En este sentido, no es de extrañar que la apuesta de las explotaciones agrarias y ramaderas por la tecnificación y la innovación sea cada vez más notable.
Un ejemplo es el de Alcaidusset, una finca de Menorca que ha realizado inversiones para instalar maquinaria que ha revolucionado positivamente el trabajo en el campo. Se trata de un robot de ordeño, una clasificadora de huevos y un conjunto de placas fotovoltaicas que el responsable de este ‘lloc', Joan Pons, ha podido adquirir después de solicitar una subvención para invertir en explotaciones agrarias (INEA).
Apoyo a la innovación
Del total de 208.000 euros que se requerían para implementar esas novedades, la Consellería de Agricultura, Pesca y Alimentación aportó, a través del Fogaiba, 125.000 euros, es decir, que financió el 60 por ciento del proyecto. «Estas inversiones son muy positivas para las fincas de Menorca y las ayudas rebajan los costes», explicó ayer el responsable de Alcaidusset, Joan Pons, durante una visita ayer a su finca, a la que también acudieron la consellera balear de Agricultura, Pesca y Alimentación, Mae de la Concha, el director general de Agricultura, Ramaderia y Desarrollo Rural, Fernando Fernández, y el conseller de Economía y Territorio de Menorca, Josep Pastrana.
Durante el encuentro campestre, y en alusión a las recientes adquisiciones de este lloc, Mae de la Concha afirmó que «los robots de ordeño se están empezando a implementar en Balears» porque «aligeran y modernizan» esta tarea, que implica mucha dedicación. Joan Pons agregó que «nos permite tener más tiempo para dedicarnos a otras labores y nos da información sobre la calidad de la leche, las enfermedades y la salud del animal».
En su finca, en la que trabajan siete personas (diez en verano) entre familiares y empleados, las 60 vacas que tienen son ordeñadas por este robot. Los trabajadores que se encargaban de esta tarea, se dedican, ahora, a cuidar de las 3.000 gallinas que producen huevos. La clasificadora, que es otra de las máquinas de última tecnología, les ayuda con la distribución de los huevos por peso y con el sellado del registro de la finca y la marca comercial.
Por otro lado, las placas solares le permiten a Joan Pons, responsable de Alcaidusset, ahorrarse «entre un 50 y 55 por ciento de la factura de la luz» en un momento en el que los costes no paran de subir.
Suben las ayudas un 6 % para 2023-2027
El presupuesto de las ayudas del Programa de Desarrollo Rural (PDR) para 2023-2027 en Balears alcanza los 144,4 millones de euros, un seis por ciento más respecto del periodo actual. Así lo comunicó ayer la consellera Mae de la Concha al sector primario y agroalimentario de Menorca en una reunión celebrada en Sa Granja (Maó).
El presupuesto para las ayudas INEA representa el 20 por ciento del total. Para esta línea de subvenciones se destinarán seis millones de euros cada año. La línea de incorporación de jóvenes agricultores al sector, que representa un 12 por ciento del total, distribuirá 17,5 millones en cinco años que se complementarán con un apoyo de 200.000 euros anuales para fomentar la sucesión de las explotaciones entre los agricultores jubilados y los jóvenes, que el año pasado fueron una decena.
Aparte, el 34 por ciento del presupuesto del PDR corresponde a líneas referidas al medio ambiente y un 29 por ciento al resto de inversiones.