De transformar los residuos orgánicos en energía –y de paso abaratar los costes asociados a la eliminación de los subproductos animales– es algo de lo que se viene hablando incluso antes de que hiciera fortuna el concepto de economía circular. Desde que la Unión Europea impidió el entierro de animales por la crisis de las vacas locas, de eso hace ya más de dos décadas, ya se quiso dar un impulso paralelo a la construcción de estas instalaciones que vienen a imitar el funcionamiento del estómago de una vaca con un proceso de digestión artificial del que resulta metano.
Desde entonces los mataderos menorquines vienen analizando junto a las administraciones la posibilidades de instalar plantas de biogás. El problema es que resultaba poco rentable para mataderos pequeños como los de la Isla. Es por ello que en el proyecto fallido de crear un matadero insular ya figuraba la construcción de una planta de biogás valorada entonces en 1,5 millones de euros.
Finalmente se descartó su ubicación en Ciutadella y se apostó por localizarla en el Área de Gestión de Residuos de Milà, como parte de las mejoras que se tenían que aplicar desde la llegada de la nueva concesionaria en 2016.
Lo cierto es que se está acabando el año 2022 y la famosa planta de biogás todavía no es una realidad, solo un proyecto en el horizonte. Mientras tanto desde el año 2016 los ayuntamientos de Maó y Ciutadella están soportando con dinero público un aumento desmesurado de los costes de incineración de los residuos no peligrosos de animales sin que una de las soluciones que se conocían desde inicio de siglo se ponga en marcha. De hecho el Plan Director de Residuos, aprobado definitivamente por el Consell en 2020, da cuatro años más para su construcción. Habrá que ver si el plazo se cumple.
Financiarla con el canon de residuos y fondos europeos
Esta semana se ha anunciado que el nuevo canon de residuos que cobra el Govern, derivado de la Ley balear de Residuos de 2019, va a servir para financiar la futura planta de biogás en las instalaciones de Milà. Desde que comenzó a aplicarse el nuevo impuesto el pasado 1 de julio hasta diciembre de 2023, el Govern prevé recaudar por este concepto que abonan los ayuntamientos un total de 1,2 millones de euros.
La futura planta de biogás transformará en energía los residuos biodegradables que llegan a Milà, entre ellos los restos de animales procedentes de los mataderos de Ciutadella y Maó y otros residuos procedentes de la fracción orgánica, incluidos los purines de granjas o los lodos de las depuradoras.
En el caso de que la suma recaudada cpm el canon de residuos no alcance para la construcción de la planta, Govern y Consell destinarán fondos europeos para la «mejora de la gestión de residuos» en Menorca encaminados al «fomento de la economía circular». Es el caso de la recogida separada en origen, la mencionada planta de tratamiento de biorresiduos, nuevas instalaciones de la gestión de voluminosos o la adquisición de contenedores.
Los fondos Next Generation permitirían bajar la contribución que, de lo contrario, se verán obligados a afrontar los ayuntamientos como integrantes del Consorcio de Residuos.