El cierre forzoso del Área de Gestión de Residuos de Milà ha obligado al matadero de Maó a contratar de urgencia el traslado fuera de la Isla de los subproductos de sacrificio ('sandach') no peligrosos. La imposibilidad de utilizar el horno incinerador ha acelerado la puesta en marcha de la cadena logística, de la que ya se encarga la misma empresa que hace el servicio desde el año 2020 para el matadero de Ciutadella. El matadero municipal de Llevant ya está llevando a cabo la necesaria separación de los restos de animales por categorías de riesgo para enviar las categorías 2 y 3 para su revalorización.
En cuanto a la categoría 1, los llamados materiales específicos de riesgo, que deben ser obligatoriamente incinerados, por el momento ambos mataderos están almacenándolos en sendas cámaras frigoríficas a la espera de que se retome el servicio de incineración de Milà, la única alterativa existente en la Isla. Los responsables de los mataderos explicaban ayer que por el momento no tienen problemas de espacio, pero confían en que la reapertura del servicio de incineración no se demore demasiado ante el riesgo de que las cámaras frigoríficas se queden pequeñas.
Desde el matadero de Maó explicaron que tienen intención de guardar todas las facturas que genere el traslado de los residuos no peligrosos fuera de la Isla para reclamárselos al Consorci de Residus i Energia, dada la situación de fuerza mayor. Además explican que por el momento se trata de una solución temporal que ha sido tomada de urgencia por el cierre circunstancial de Milà. A partir del próximo año, el Consell pretende que las ayudas anunciadas sirvan para continuar con el nuevo modelo de gestión hasta que no se construya la planta de biogás.