Tiene ante sí el reto de que Vox debute en las instituciones menorquinas, donde todavía no ha logrado representación. Lo asume con decisión y, reconoce, un punto de valentía, sin mirar atrás. Xisco Cardona lleva unas semanas como líder del partido y el viernes se reunió en Ciutadella con afiliados y simpatizantes para empezar a preparar la carrera electoral con meta en mayo.
¿Qué hace un hombre como usted en un sitio como este?
—Estoy aquí porque son momentos muy difíciles para Menorca, para Balears y para España y al mismo tiempo asumo el reto con alegría por la confianza que han depositado en mí.
¿Cómo presentamos a Xisco Cardona ante el electorado?
—Tal como es, un persona que ha tenido su proceso personal, con una formación académica abundante y profunda y, sobre todo, con ganas de trabajar por Menorca y servir a los menorquines como siempre he hecho en cualquier posición que en la sociedad he tenido.
¿Cuál es el mensaje de Vox en Menorca?
—El de crear la Menorca que queremos, recuperar lo que un día fue. Ha perdido esa capacidad de iniciativa y de emprender que siempre había tenido a lo largo de la historia. Ha de resurgir y para que esto sea así hemos de facilitar que los menorquines puedan llevar a cabo sus ideas, proyectos e ilusiones.
Vox obtuvo cuatro mil votos en las últimas generales, pero luego pinchó en las locales, ¿ve opciones de obtener representación en mayo?
—Tenemos posibilidades reales no solo de obtener representación sino de dar algún susto a otras formaciones políticas.
Llega con muchas ínfulas.
—Es que la gente está cansada, harta. Por un lado, los nacionalismos exacerbados y, por otra, el turnismo PP-PSOE, que ha sido como si gobernara siempre un solo partido. Vox está presentando un discurso distinto, que genera ilusión. No somos políticos profesionales, sino que venimos de nuestras profesiones y lugares de trabajo dispuestos a trabajar por Menorca, Balears y España.
Las elecciones se ganan con siglas, ideas y buenos candidatos, ¿los tiene ya?
—Estamos trabajando con unas listas bastante avanzadas, pero no están cerradas y sería precipitado por mi parte dar nombres. Estamos trabajando con personas que han sido muy generosas al sumarse al proyecto.
Deme alguna pista.
—Son personas cualificadas, destacadas en sus respectivos ámbitos de actuación.
¿Habrá más listas que las del Consell, Parlament y ayuntamientos de Maó y Ciutadella?
—Estamos trabajando en ello, la idea es ganar presencia en otros municipios. Reconozco que es complicado.
Hay muchos rivales, no sé si también se enfrenta a algún enemigo.
—Nosotros no consideramos a nadie enemigo, a no ser que lo sea de España. Nuestros rivales son los políticos que están ahí apoltronados, los que se sirven a sí mismos y no sirven a Menorca. Nosotros venimos a servir a Menorca y luego volver a nuestras ocupaciones, es decir, una dedicación a la política solo temporal.
Si tuvieran alguna opción de gobierno sería, imagino, con el PP.
—Así es, la tendencia lleva a formar gobiernos de coalición, habrá que entenderse con los más próximos, pero en todo caso no consentiríamos muchas cosas que se han hecho hasta ahora. No vamos a permitir que sigan catalanizando Menorca ni que se siga frustrando la iniciativa de los menorquines.
Vive en Palma y eso es un escollo para seguir el día a día de Menorca, ¿como lo solventa?
—Estoy al día, este año he venido muchas veces por diferentes razones y sigo el día a día, incluso te diría el minuto a minuto de lo que sucede en Menorca.
¿Suficiente para encabezar una candidatura?
—Yo creo que sí. Los menorquines me conocen suficientemente bien y yo también, con mirarlos a los ojos sé lo que necesitan y ellos al mirarme saben también lo que yo pienso. Para mí y para Vox lo más importante de Menorca no son las piedras sino los menorquines y sus hijos, sus problemas, los colegios, las hipotecas, el poder pagar la luz y el agua. Cuando todo esto esté garantizado podemos atender otras cosas como la riqueza arqueológica, pero primero los menorquines, las personas, luego las piedras.
¿Que le parece la gestión del Consell de Menorca?
—Nefasta. No solo estos últimos ocho años de gobierno de la izquierda, también incluiría la época del PP, seguimos con un carretera general tercermundista, inaceptable para el siglo XXI, un accidente grave puede dejar aislada Ciutadella.