El litigio abierto por una mujer en reclamación de la herencia de José María de Olivar Despujol por considerar que es hija suya ha dado un paso más al autorizar el juez la exhumación de los cadáveres de sus posibles abuelos, es decir los padres de su presunto padre. Se recurre a parientes de grado más lejano porque el citado De Olivar fue incinerado y no hay restos para tomar muestras biológicas.
Los presuntos familiares vivos de la reclamante se han negado a hacer una prueba de ADN, que habría agilizado el caso, pero de confirmarse la relación biológica con ella daría al traste con la herencia de los sobrinos, que se verían despojados de la misma.
No es, en todo caso, la única prueba que presentan en el litigio. Los abogados de la reclamante han aportado el certificado de nacimiento de la mujer, registrada como hija de madre soltera, el intercambio de cartas que hay entre padre y madre, donde se reconoce el embarazo y el intercambio de cartas de otros familiares y amigos con esa misma información.
Hay otras seis más, entre ellas el gran parecido físico entre la hija y el presunto padre biológico, que «es abrumador, a pesar de pertenecer a distinto sexo», según explica la defensa del caso. Señala además que el padre otorgó el apellido a la hija, tal como aparece en las notas del colegio y en otros registros y que realizó aportaciones económicas a la madre y a la hija.
Las reuniones mantenidas entre los progenitores es otra prueba, también los documentos de pagos realizados y la práctica de la prueba biológica con carácter anticipado. En total son nueve pruebas que, sin embargo, no resultan suficientes para el juez, a la espera de la más concluyente del ADN.
La herencia millonaria en juego
El inventario de la herencia, repartido entre Menorca, Barcelona y Sevilla, consta de casas señoriales, fincas rústicas, viviendas, joyas, obras de arte, participación en empresas y dinero en metálico en depósitos bancarios, según enumera el bufete de abogados Osuna, que representa a la demandante. Esta reside en Málaga y tiene 75 años.
La demanda va dirigida contra los dos sobrinos del conocido noble de Ciutadella por ser los herederos de la fortuna, salvo que el juez dictamine lo contrario. Este ha decretado la prohibición de incinerar y manipular los restos óseos de los presuntos abuelos en tanto no se proceda a la exhumación y recogida efectiva de muestras biológicas de aquellos.
Barcelona, Menorca 1945
Los hechos de esta historia se remontan a 1945, fecha del nacimiento de la demandante fruto de una relación amorosa que habría mantenido su madre con José María de Olivar en Barcelona y Menorca. Al no estar casados optaron por tapar el escándalo que en aquella época habría significado tener descendencia sin haber contraído matrimonio antes, según relata el bufete.
Dado que la resolución judicial se retrasa, en parte por falta de colaboración de la supuesta familia biológica, la mujer ha negociado con fondos de inversión americanos y europeos la venta de sus expectativas de derecho sobre la herencia que le correspondería en caso de que los tribunales acrediten la paternidad del citado personaje y, por tanto, su derecho a la millonaria herencia.