Las cinco asociaciones de vecinos de las urbanizaciones del sur de Sant Lluís matizan que «nos preocupa el vertido al mar de un agua que se puede reutilizar y proponemos que se actualice el proyecto de la depuradora de Binidalí para que sea posible». Insisten, de este modo, en que se busquen alternativas y plantean que «debería estudiarse la viabilidad técnica y económica del hecho de inyectar en el acuífero agua tratada procedente de la planta depuradora».
Citan un informe realizado en 2021 por, entre otros, Rafael Fernández Rubio, catedrático de Hidrogeología, en el que se exponen las condiciones hidrogeológicas del sureste de Menorca, poniendo especial énfasis en los «procesos de intrusión marina y contaminación por cloruros de las aguas, que se están ya manifestando, originados por la sobreexplotación del recurso hídrico». En el mismo informe se destaca que «de no actuar con rapidez y eficacia en la raíz del problema, el deterioro de la calidad del acuífero será evidente, llegando a invalidarlo como recurso de abastecimiento, situación que puede aparecer súbitamente en cualquier momento».
Es por esto que el equipo técnico se pronuncia a favor de la creación de una barrera positiva de presión, mediante recarga artificial, en una línea próxima a la costa, utilizando para este fin las aguas residuales tratadas. «Permiten restablecer las presiones hidroestáticas de los acuíferos costeros, actuando así sobre la posición de la interfaz de equilibrio de agua salada y dulce, frenando la intrusión marina», determina el informe, que ya se presentó en 2021 a la alcaldesa de Sant Lluís. En la reunión que se mantuvo entonces, también estuvo presente el ingeniero experto en temática hidráulica José Antonio Fayas, que explicó la «inconveniencia» del vertido de agua depurada al mar, relacionándola con la pérdida de «un recurso cada vez más valioso», según el mismo documento, que califica de «kafkiano e incomprensible» el proyecto actual.
Prueba piloto «esperanzadora»
Reciclar el agua para recargar los acuíferos no es algo nuevo. De hecho, hace justo una semana este diario publicó que la inyección de agua depurada había rebajado la salinidad del acuífero de Sant Lluís. Hay que recordar que se trata de una prueba piloto de infiltración de agua depurada para recargar el acuífero del municipio que ya ha dado los primeros frutos. Después de una inversión de 543.797 euros y una inyección de 5.000 metros cúbicos en dos pozos, la salinidad se ha reducido alrededor de un cinco por ciento. Unos resultados que el propio conseller de Medio Ambiente del Govern balear, Miquel Mir, consideró «esperanzadores». Aseguró que «esta tecnología puede convertirse en primordial para la futura restauración de acuíferos sobreexplotados y una garantía del recurso de cara al futuro».