Lluís Camps Pons (1970) deja el Parlament y vuelve a la alcaldía de Es Castell por la puerta grande. Con la mayoría absoluta que hasta ahora nunca había conseguido, ni en 2011 ni en 2015, y la «generosidad» de ofrecer a su antiguo socio Florencio Conde (IPEC) para que comparta con el PP las tareas de gobierno. Así lo explica:
—Es un gesto de humildad y agradecimiento con quien ya hemos establecido acuerdos programáticos en el pasado y una clara demostración de que volvemos al gobierno para concitar grandes consensos, en beneficio del interés general.
Dice Águeda Reynés, que también ha sido diputada pero no en Palma sino en Madrid, que no hay nada como ser el alcalde de tu pueblo. ¿Piensa lo mismo?
—Sí, la verdad es que, una vez has tenido la oportunidad de conocer ambos ambientes, te sientes más útil en la política municipal. Das respuesta a más inquietudes y, pese a que tu día a día es más intenso, también resulta mucho más reconfortante, pues ves materializadas las decisiones que tomas.
¿Por eso decidió no seguir como diputado y volverse a presentar?
—Tuvimos la desgracia de perder hace un año a nuestro portavoz, Dionisio Marí, y el partido me pidió que volviera a liderar el proyecto de Es Castell. Cuento con la experiencia de mis ocho años de alcalde y, además, es donde más cómodo me siento y más puedo aportar.
¿Esperaba ganar por tanto margen?
—El pueblo demandaba un cambio. Los vecinos tenían la oportunidad de apostar por dos modelos opuestos y el resultado de las urnas nos avaló de forma contundente. Es Castell nos aprecia y nos quiere al frente.
El resultado le consolida como un referente ya que, hasta su irrupción en la alcaldía en 2011, Es Castell parecía virar más hacia la izquierda.
—Es cierto. Es Castell siempre había sido más de izquierdas, pero en la política municipal importan más las personas que las siglas. Y esta vez cuento con un equipo de mucha experiencia, como Salomé Cabrera y Jaume Fedelich, y otras caras nuevas ya bregadas en el sector privado. Estoy convencido de que haremos una gestión magnífica y no defraudaremos la confianza de los residentes en Es Castell.
¿Qué cambios impulsará para distinguirse de la gestión de los cuatro últimos años?
—Incidiremos en iniciativas sostenibles para dar ejemplo, como la planta fotovoltaica de la depuradora, que el Consorcio Energía presentó en 2018 y aún esperamos para poder abaratar la factura de la luz. Daremos al ciclo del agua la importancia que requiere para atajar al máximo el problema de las infiltraciones y la intrusión del agua marina. Y aceleraremos el saneamiento de los núcleos de Noria Riera, Cala Sant Esteve y Trebalúger. Pero también queremos afrontar el grave déficit de aparcamientos que sufre la población.
¿Qué medidas propone?
—Celebramos que se haya habilitado un párking temporal de 900 plazas en el solar de Repós del Rei, pero es solo por 4 años, ya que coincide con la zona de crecimiento del pueblo, y urgen otras soluciones. Así que buscaremos financiación del Consell para impulsar un nuevo boulevard entre Fontanillas y Sa Raval Vella, lo que nos permitirá crear otras 230 plazas, más 600 adicionales que caben en los terrenos que queremos adquirir. De esta forma lograremos un doble efecto: solventar la falta de aparcamiento y dar una bienvenida estética más amable a quien nos visita. Lo que no podemos tolerar es que se siga con la situación actual, que no favorece que se pueda aparcar en el centro y perjudica así a la restauración y al sector comercial.
¿Un primer paso ha sido reabrir más la Esplanada al tráfico?
—Es un cambio que no suponía grandes debates ni inversiones y, por eso, hemos querido ponerlo ya en marcha. No venimos a destruir nada de lo que hayan hecho los anteriores gobernantes, sino a aplicar el sentido común. Y no tenía sentido que la plaza permaneciera cerrada. Así que hemos fijado un horario que permite dar una segunda vía de acceso a quien desee cruzar en coche hasta el otro lado de la Esplanada. Además, en los próximos meses darán inicio las obras del geriátrico, que obligarán a sacrificar 40 plazas. Somos partidarios de regular y de flexibilizar, no de prohibir.
¿En qué punto se encuentra la conversión del antiguo cuartel Conde de Cifuentes en instituto?
—La última noticia es el anteproyecto que a finales de 2022 vino a presentar el conseller Martí March, por lo que esperamos a que se constituya el nuevo Govern para contar con un interlocutor al que dirigirnos. Pediremos a Educación que el proyecto prevea un aparcamiento, pues será necesario. Y también que se puedan demoler las edificaciones para habilitar en este mismo solar un párking provisional, que nos hará falta mientras se ejecute el boulevard. Piense que hay vigente una ordenanza que limita el aparcamiento a quien viene de fuera, lo que obliga a visitantes, familiares y amigos de nuestros vecinos a aparcar lejos del centro. Y eso también hay que regularlo.
¿Cómo piensan potenciar el atractivo del museo Thalassa?
—Es un proyecto que iniciamos y que ha culminado el anterior gobierno municipal. Siempre pensamos que sería un éxito y, por ello, tenemos el firme compromiso de negociar con la Iglesia, que es propietaria de la cueva medianera, para poder crear un centro de interpretación y así ampliar el museo. Esta obra culminaría la profunda transformación que pensamos llevar a cabo entre la zona de Fontanillas y sa Raval Vella, aprovechando el boulevard y la segunda fase del polideportivo.
También tienen sobre la mesa la reforma del café-teatro Salón…
—Y que vamos a acometer. Es un proyecto del anterior gobierno, que decidió comprarlo, y para el que buscaremos vías de financiación que lo hagan viable.
¿Qué mejoras plantea para la fachada marítima?
—Mi primera reunión como alcalde fue el mismo lunes después de la toma de posesión con el jefe de Autoridad Portuaria en Menorca. Sabemos que se quiere invertir en la zona del Fonduco, pero esperaremos a que se nombre el nuevo presidente de Puertos para pedirle que no se demoren más las inversiones previstas.
¿Tener gobiernos del PP en el Consell y el Govern le ayudará?
—Sin duda. Tenemos las mismas sensibilidades y hoja de ruta. Y desde el sentido común, debemos hacer realidad las necesidades de los ciudadanos.