Máximas que rozan los 30 grados, mínimas que se sitúan sobre los 20, ambiente soleado... Esta es la tónica de tiempo que arrastramos en Menorca desde hace semanas. Son valores más bien propios de principios de septiembre, que de comienzos de octubre, para las fechas en las que nos encontramos. Una señal más de que más que el veranillo de San Miguel, el verano se ha alargado, convirtiéndose casi en crónico en este inicio de otoño.
La razón de todo esto es un potente anticiclón que está instalado sobre la Europa Central y que abraza todo el Mediterráneo. Su potencia es tal que bloquea cualquier posibilidad de que algunos frentes lleguen a visitarnos: todos desfilan por el norte del continente europeo.
En el mar, esta situación se traduce también en temperaturas anómalas: el pasado 1 de octubre la boya del Puertos del Estado en el exterior del puerto de Maó registró una máxima de 26,74 grados, un valor 4 grados por encima de lo normal, y nunca visto en un mes de octubre.
Lo peor, pero, es que no se ven cambios a la vista ni a corto ni a medio plazo. Al menos en los próximos días, los diferentes modelos meteorológicos pinta más de lo mismo: días cálidos, especialmente al mediodía, y por contra, nada de lluvias. Este último dato es más preocupante, ya que son precisamente los meses de septiembre, octubre y noviembre los meses más lluviosos del año en Menorca y en lo que llevamos de 2023 no se han registrado grandes precipitaciones.
Quizás algún cambio se entrevé a partir de finales de la semana que viene y con el inicio de la siguiente. Pero aún faltan días y estos extremos deben confirmarse. Mientras, más días de monotonía.