Es Castell busca hacerse un hueco ante la creciente oferta comercial y de servicios que se está implantando en los polígonos industriales de la zona del levante insular. La falta de suelo en el núcleo urbano y los impedimentos normativos de su zona industrial han hecho que en los últimos años emprendedores interesados en abrir negocios que demandan de espacio, como supermercados, comercios o centros deportivos, hayan optado por marcharse a Maó y Sant Lluís.
Ahora el Ayuntamiento tramita un cambio en la normativa urbanística y pelea fondos ante el Govern para modernizar su polígono industrial con el objetivo de frenar la fuga y empezar a plantar cara a los municipios vecinos. Por el momento ha aprobado inicialmente y con unanimidad de todos los grupos una modificación puntual de su Plan General de Ordenación Urbana para admitir la apertura de este tipo de servicios, que demandan una superficie mayor de 190 metros cuadrados, en las 5,9 hectáreas que ocupa el área industrial.
«Hay que luchar para que el cien por cien de las naves tengan una actividad porque prestan un servicio, generan puestos de trabajo y en definitiva dan vida al municipio», defendía ayer el alcalde de Es Castell, Lluís Camps, cuyo equipo de gobierno busca que el pueblo haga frente a «la gran competencia de Maó y Sant Lluís». La modificación puntual de la normativa urbanística está ahora recabando el visto bueno de organismos como la Comisión Balear de Medio Ambiente y Camps entiende que no tiene que haber problema porque «son actividades inocuas» que permitirían «darle un impulso al polígono industrial». El concejal de Urbanismo, Florencio Conde, explica que «cada año hay inversores que tienen que desistir» y llevarse sus proyectos a otros municipios, lo que agrava la dependencia comercial y de servicios, como por ejemplo gimnasios, que los vecinos del municipio tienen sobre todo de Maó.
Este cambio normativo para ampliar los usos permitidos en el polígono, que prevén llevar a aprobación definitiva «cuanto antes», tendrá limitaciones. Tal y como figura en el documento ambiental estratégico que está en exposición pública, no se admitirá ninguna implantación que tenga la consideración de gran establecimiento comercial, los que superan los 400 metros cuadrados de superficie de exposición y venta. Siguiendo las directrices del Plan Director Sectorial de Comercio, en el caso de establecimientos especiales (concesionarios de coches, maquinaria, equipamiento industrial, embarcaciones, mobiliario o material de construcción) el límite se amplía hasta los 1.500 metros cuadrados.
Actuaciones de mejora
En el Ayuntamiento de Es Castell son conscientes de que el relanzamiento del polígono industrial tiene que pasar necesariamente por una mejora de unas infraestructuras que han quedado obsoletas. Es por ello que desde el equipo de gobierno informan de que se están llevando a cabo gestiones con el Govern en busca de financiación y explorando líneas de subvención con el objetivo de acometer inversiones para hacer mejoras en las calles de la zona. Son necesarias, por ejemplo, actuaciones de renovación del alumbrado, también para avanzar en la eficiencia energética, y de arreglo de las aceras.
El apunte
Es Mercadal se resiste a la actividad comercial en el polígono de Llinàritx
Mientras la implantación de actividades comerciales avanza con más o menos ímpetu en los polígonos industriales de Maó, Sant Lluís, Alaior, Ferreries, Ciutadella y próximamente también podrán hacerlo en Es Castell, la zona industrial de Es Mercadal continúa blindada a ese tipo de usos. El alcalde, Joan Palliser, asegura que no se plantean abrir la veda para la implantación de establecimientos como supermercados. Sin embargo, sí que explica que a los despachos del Consistorio ha llegado el interés de industrias ya implantadas en el polígono de Llinàritx en poder ofrecer servicios de venta al público. Pone de ejemplo una industria de elaboración de ensaimadas que plantea la apertura de una cafetería para poder dar servicio a los trabajadores de la zona.