El presidente de Ashome, Sebastià Triay, considera que la Reserva de Biosfera ha sido una oportunidad perdida para avanzar en la tan ansiada desestacionalización del sector turístico de la Isla, y lo atribuye a la falta de concreción y definición de lo que es una reserva. «La Reserva ha ayudado a vender y promocionar la Isla, pero no ha tenido efecto en la temporada baja, cuando se tendría que notar más. Estamos igual que hace treinta años o peor, porque yo recuerdo que en 1986 abrimos el hotel el 11 marzo y lo cerramos el 15 de noviembre. Y este invierno, por ejemplo, estamos aislados», lamenta.
A su parecer, esto se debe a la falta de conectividad aérea, que no ha mejorado durante todos estos años, y a que «la Reserva de Biosfera es un concepto un poco ambiguo, puesto que no es una cosa como la Menorca Talayótica, que son unos monumentos prehistóricos concretos y tangibles, y que se pueden visualizar». Por ello, Triay está convencido de que la reciente declaración de la Isla como Patrimonio Mundial por parte de la Unesco sí que permitirá aumentar la actividad turística y servirá para alargar la temporada.