Un grupo de técnicos y economistas de prestigio, entre los que se encuentra el menorquín Guillem López Casasnovas, impulsa la construcción de una cuarta pista sobre el mar en el aeropuerto del Prat para relanzar las conexiones intercontinentales con Barcelona, pero sin incrementar su tráfico aéreo, lo que supondría desviar diversas rutas nacionales y europeas a Girona y Reus. El objetivo es ganar conectividad directa con Asia y Estados Unidos, sacrificando otras líneas domésticas.
Pero el grupo promotor ‘salva' la ruta con Menorca respecto de otras como Málaga o Bilbao que, al disponer de tren, cuentan con una alternativa de comunicación. «Es más lógico prescindir de conexiones peninsulares que hacerlo con la de Menorca», arguye el ingeniero Joaquim Coello, partidario de decidir «con criterio» las líneas que conviene derivar a otros aeropuertos cercanos en Catalunya.
Coello y López Casasnovas
Coello, quien junto a López Casasnovas y el también economista Andreu Mas-Colell han trasladado la propuesta a Aena y la Generalitat, entiende que El Prat debe estar mejor conectado con la costa oeste del Pacífico y de Estados Unidos y relegar otros vuelos continentales a Girona y Reus, «que están situados a media hora en AVE de Barcelona. Es lo que ya ocurre cuando vas a París o Londres que, al llegar a Gatwick aún te falta un trayecto en tren para alcanzar la ciudad. Y no se ve como un problema».
Una tecnología «testada»
Para acoger los aviones que cubren estos vuelos intercontinentales, Barcelona necesita también disponer de pistas de al menos tres kilómetros y medio de longitud, «pero ahora solo tenemos una de 3,3 kilómetros y resulta insuficiente».
De ahí la propuesta de este grupo de evitar la construcción de una nueva terminal aeroportuaria, como quiere Aena, y promover en su lugar una gran pista de despegue y aterrizaje sobre el mar, «al igual que ya existen aerogeneradores marinos. Por llamativa que resulte, es una solución que no plantea problemas, pues se trata de una tecnología ya probada».
Coello insiste en que esta es la «mejor opción» teniendo en cuenta la superficie actual del aeropuerto del Prat, de apenas 1.000 hectáreas, frente a las cerca de 4.000 de los aeropuertos de Madrid, Londres o Amsterdam.
El Aeropuerto de Barcelona contabiliza actualmente 53 millones de pasajeros al año, una cifra que Joaquim Coello ya considera ajustada «y que no deberíamos aumentar. No hay que crear un hub, no es el objetivo».