El maestro de escuela de la región guatemalteca de Alta Verapaz, Bernardo Caal Xol, llega este jueves a Menorca para agradecer el apoyo que recibió durante los cuatro años y dos meses que estuvo en la cárcel por defender «el río sagrado Cahabón».
Una obra realizada por la empresa española ACS-Cobra ha desviado 50 de los 195 kilómetros del río y ha dejado sin agua a uno de los pueblos maya, el q'qeqchí, formado por una comunidad de más de 30.000 personas. Amnistía Internacional denunció su condena injusta y le declaró preso de conciencia. Caal Xol ofrece una conferencia, organizada por el STEI, a las 19.30 horas en la Escola d'Adults de Alaior. Su gira le llevará a Ginebra, Bruselas, Francia y Barcelona, donde estará en el Día Mundial del Agua.
—Estoy acudiendo allí donde me han invitado organizaciones de defensa de los derechos humanos, especialmente Amnistía Internacional, y otros colectivos que hicieron una campaña a mi favor cuando fui encarcelado injustamente. Hay muchos colegios donde escribieron en defensa de esos derechos y por mi libertad. También recibí cartas de Menorca.
Usted, como maestro, ¿ve que la defensa del medio ambiente tiene valor pedagógico? ¿Por eso su lucha?
—Es evidente. En ciencias de la naturaleza o del medio natural, se estudia el ciclo de vida del agua, dónde nace el agua, que no es del chorro del grifo, sino de los bosques y las montañas. Pero mi lucha, más que por ser maestro, es por cultura. Para nuestro pueblo maya todo en la naturaleza es sagrado. Y el río Cahabón también es sagrado. Por eso luchamos contra la obra de las hidroeléctricas, que han robado el agua y la conducen por tuberías para dar luz a las ciudades. La nuestra es una actitud de respeto y de amor a la naturaleza. Eso es lo que choca contra los intereses de personas y empresas que solo quieren saquear y acabar con los bienes de la vida que ellos llaman recursos naturales. Hay que pensar que en muchos lugares no llueve y hay sequía por el daño que hemos hecho a los bosques y a los cerros sagrados. Los daños del cambio climático los causan las personas, pero especialmente las empresas y sus proyectos depredadores.
Usted ha pasado más de cuatro años en la cárcel por oponerse a ese proyecto.
—La forma de responder del gobierno de mi país a la denuncia de destrucción del medio ambiente fue acusarme falsamente y enviarme a la prisión por siete años. Salí de la cárcel en abril de 2022 y después he estado otro año acudiendo a citaciones ante el juez. Me querían encarcelar con otro proceso. Pero en abril de 2023 me declararon inocente.
Con la cárcel, ¿han conseguido silenciarle?
—La lucha no es solo mía. Las comunidades del pueblo q'qeqchí me han nombrado su vocero. Si me silencian a mí impiden la voz de miles de mayas que defienden la naturaleza. Lo importante no es que yo haya estado preso, sino que se consiga liberar al río Cahabón.
La obra hidroeléctrica está terminada. ¿Cómo van a conseguir revertir esta situación?
—Claro que tenemos esperanza de encontrar soluciones. Piense que con lo que han hecho se pone en riesgo la vida. Si mis abuelos y abuelas no hubiesen luchado, si mi pueblo no hubiesen resistido, yo no habría existido. La historia demuestra que los invasores se han querido aprovechar de los bienes de la vida, que son parte de nuestra cultura, y por eso su intención es exterminar los pueblos y no lo han conseguido.
¿Teme por la supervivencia de su pueblo?
—Esa es nuestra misión. La represión de las lenguas mayas es un ejemplo. Han intentado que desaparezcan y mucha gente de mi pueblo ha muerto en esta lucha. Sin embargo, sobreviven más de veinte idiomas mayas. Han dicho, incluso en los colegios y universidades, que los pueblos mayas ya no existen. Nos quieren hacer desaparecer.
¿Cuentan con algún tipo de apoyo del Gobierno español?
—Hemos hablado con el embajador de España en Guatemala y le hemos presentado la denuncia. Pero todos forman parte de un contubernio y se ponen de acuerdo. Por eso en Guatemala tienen raptado el sistema de justicia. Fue muy fácil encarcelarme. El poder económico de las empresas que hacen esta destrucción del medio ambiente es enorme y se alían con el poder político local. Florentino Pérez lo hizo con el expresidente Otto Pérez Molina, que como militar dirigió una brigada contra las comunidades indígenas y finalmente, por corrupción, acabó en la cárcel, al igual que la vicepresidenta, por pertenecer a las mafias.
¿Qué le va a pasar a su pueblo sin el agua del Cahabón?
—Cuando las familias q'qeqchíes se quejan de que no tienen agua por el desvío del río, el Gobierno local les da tinajas para que junten el agua de lluvia. Esa es la solución. Pero no solo afecta a las personas. ¡Han desviado 50 kilómetros! ¿Qué pasa con los animales que viven en el río? ¿Y los que bebían allí? Con una cosmovisión, lo que han hecho es como si una persona se cortara las venas y eso le afectará en todo su organismo. Nuestro río está torturado con lo que han hecho. La naturaleza va a pasar la factura y la pagaremos todos, mientras las empresas solo se preocupan de ganar poder económico.