El Consell insular mantiene contactos con la Guardia Civil de Tráfico para que, como único cuerpo competente, le ayude en verano a controlar el acceso de coches a Macarella y a las puestas de sol en el faro de Cavalleria.
La contratación de seguridad privada como refuerzo del servicio de informadores no puede evitar que, puntualmente, haya conductores que desobedezcan a las informadores y lleguen con sus coches hasta la misma playa de Macarella, donde desde 2018 tan solo se permite el acceso en autobús lanzadera.
Más de 87.000 pasajeros se subieron el verano pasado al bus para llegar desde Ciutadella a la emblemática playa virgen. El conseller Juan Manuel Delgado lo considera «un gran acierto», por el elevado uso que registra y porque «evita» la afluencia descontrolada de vehículos, pero requiere la ayuda de Tráfico. «Aunque la gran mayoría obedece a los informadores, siempre hay casos que nos obligan a actuar para restringir el paso de los coches, pero no podemos hacerlo porque, legalmente, los únicos que pueden prohibir el paso y regularlo son los agentes de la Guardia Civil», afirma.
El problema se suscita cuando los vehículos se cruzan con el minibús que cubre los 37 trayectos diarios en ambos sentidos, en los tramos en que el camino es más estrecho. Y aunque la vía es en parte propiedad municipal y del Consell, solo la Guardia Civil puede actuar.
Esta colaboración también se precisa en Cavalleria para poder solventar los problemas que el verano pasado ocasionó la prueba piloto encaminada a permitir solo el acceso en bus hasta el faro para ver las puestas de sol.
La idea era trasladar a Cavalleria la experiencia que ya había funcionado en 2022 de forma exitosa en Punta Nati para evitar así el colapso y los atascos que se producían en el camino entre la playa y el faro, especialmente entre las 20 y las 22 horas.
Se programaron cuatro expediciones diarias de un bus lanzadera entre el 17 de julio y el 20 de agosto, un mes durante el que Autos Fornells transportó a 4.000 usuarios, pero que reprodujo los problemas.
El bus, que salía del párking de la playa, era seguido por una caravana de coches, que se saltaban la prohibición y llegaban igualmente hasta el faro. Eso produjo el descontento de numerosos pasajeros del bus y de los propios chóferes, hasta el punto que la empresa pidió dejar de prestar el servicio.
El Consell contrató informadores para controlar el paso de vehículos particulares, pero su presencia no fue suficiente. Así que ahora valora con Tráfico cómo solventar la situación, mientras analiza «los pros y contras» para decidir si vuelve a instaurar o no la línea este verano.
Toda la estructura policial en España es una broma. La policía local está abierta tanto al control de los políticos locales como a la corrupción de las empresas locales. El CNP considera inferior a la policía local y elitista a la Guardia Civil. Los ciudadanos se sienten inseguros y desprotegidos porque cada una de estas organizaciones policiales tiene poderes limitados. España necesita un servicio de policía nacional que esté preparado para su propósito en el siglo XXI. Es necesario abolir las fuerzas policiales locales e integrarlas en la policía nacional. La policía nacional debería ser la fuerza principal en España, con todas las competencias legales de la policía local y la Guardia Civil añadidas a su arsenal. La Guardia Civil debería ascender al estatus de guardia nacional, como en EE.UU. España necesita urgentemente una actuación policial coherente, creíble y basada en la integridad si quiere evitar hundirse en la oscuridad que mucha gente ha predicho.