La asociación de vecinos Ciutadella Vella lamenta que «no se facilite a los jóvenes que puedan venir a vivir al centro. Es imposible que puedan asumir el coste de una rehabilitación».
«Ciutadella se ha vendido al turismo», insiste la entidad, temerosa de que el centro «acabe como el de otras ciudades, convertido en un museo, en un escaparate comercial que solo sirva para pasear o ir a tomar un café».
En el colegio Joan Benejam «ya hay aulas con solo diez alumnos» y quienes aún residen en el centro «lo hacemos rodeados de hoteles y restaurantes, que hacen negocio a nuestra costa. Como en Cerdeña, debería prohibirse la compra de casas por parte de extranjeros, a menos que lleven unos años residiendo aquí. Hay que poner límites o mataremos la gallina de los huevos de oro».
La asociación de vecinos pide que se impida la apertura de más hoteles, que «los políticos pierdan el miedo a perseguir el alquiler turístico ilegal» y que «se resuelvan los problemas para que quienes aún residimos en el centro no dejemos de vivir aquí. El casco antiguo se muere».
La entidad vecinal urge a combatir «las molestias por ruidos», que genera la clientela de los bares y que podría contribuir un adelantamiento de la hora de cierre. Y se queja también de la falta de aparcamiento, que ni la zona verde logra solventar, «pues nos acaban de eliminar cuatro plazas y no las han repuesto».
Aún así, Ciutadella Vella reitera la necesidad de que se peatonalice cuanto antes la Plaça des Born, para que «deje de ser el garaje de todo el pueblo. La plaza debería tener más tranquilidad, pero no más bares».