Un año más se abre la temporada de pesca de langosta y será ya la segunda en la que se aplica la restricción de las horas de calado de las redes o trasmallos, que el año pasado se redujo de 48 a 24 horas como máximo.
Desde el 1 de abril hasta el 31 de agosto las barcas de artes menores se echan a la mar para capturar el crustáceo; aunque, por ejemplo, en el puerto de Maó, explican desde su Cofradía, la pesca se concentra más ahora mismo en otras especies, como el cabracho o cap-roig, los salmonetes y la faneca o mòllera además de la langosta, cuya demanda empieza a crecer en la restauración en mayo o junio, cuando arranca la temporada turística.
Empiezan a llenarse de langostas viveros como los del restaurante Es Cranc, que aparece en la imagen. | Josep Bagur Gomila
De todos modos, empiezan a llenarse ya de langostas los viveros de los restaurantes, especialmente en aquellos especializados en el plato menorquín por excelencia, la caldereta.
34 barcas de pesca de artes menores
En total son 34 las embarcaciones de pesca de artes menores en la Isla, pero no todas se dedican a la captura de langosta. En Fornells hay ocho barcas, una menos que el año pasado, pero a la pesca de este marisco se dedican siete. En Ciutadella se contabilizan 16 embarcaciones de artes menores asociadas a su Cofradía, también ha bajado una, ya que el año pasado eran 17.
Una barca de pesca en la bahía. | Josep Bagur Gomila
En Maó son una decena de barcas de artes menores, según informa la Cofradía, aunque hay menos pescadores dedicados a la langosta que en otros puertos como el de Fornells, la última temporada eran ocho.
«En el mar no hay nada seguro», afirman desde la Cofradía de Ciutadella, la que más kilogramos de langosta capturó el año pasado, 8.300, así que los pescadores están a la expectativa de mejorar las cifras de la última temporada, en la que se registró un descenso global de capturas del 16 por ciento, con 3.283 kilos menos.
Malas noticias, dentro de este siglo desaparecerán las langostas.