«Haré todo lo posible para no tener que ir a Eivissa. Confío en que me den una comisión de servicios y como último recurso cogeré una excedencia». Así de claro se muestra Felipe Pons, maestro de Educación Infantil que el año pasado aprobó las oposiciones con la mejor nota de Menorca, y a quien la Conselleria ha adjudicado una plaza definitiva en la localidad de Santa Eulària des Riu, lo que ha trastocado por completo sus planes de futuro.
Pons forma parte del colectivo de docentes de Menorca y Mallorca que, tras sacarse las oposiciones, han sido destinados a Eivissa, una isla que quieren evitar por todos los medios posibles a causa de la escasez de viviendas y de los precios desorbitados. Asimismo, los profesionales menorquines deben hacer frente a las dificultades de la doble insularidad, que complica sobremanera los desplazamientos, siendo necesario coger hasta cuatro vuelos entre la ida y la vuelta.
«Me sale más a cuenta quedarme en la Isla de excedencia que desplazarme a Eivissa y tener que pagar el alquiler allí y los desplazamientos cada semana, porque yo tengo mi familia en Menorca», afirma Pons, quien explica que ha pedido una comisión de servicios para quedarse en la Isla, aunque lamenta que en este procedimiento se valora en último lugar la conciliación familiar. Además, no sabrá el resultado hasta el mes de julio.
Proceso de estabilización
También se encuentra en esta situación Belén Allés, profesora de Pedagogía Terapéutica que tras aprobar las oposiciones ha sido destinada a Eivissa. «Siempre he trabajado en Menorca y ahora que por fin soy funcionaria me tengo que ir», lamenta. Allés, igual que Felipe Pons, considera que esta situación se debe al proceso de estabilización de los docentes interinos, a los que se les contó los puntos de la experiencia, a diferencia de los opositores.
«Los que hemos hecho oposiciones hemos concursado con cero puntos, y a partir de la nota que hemos sacado, y por ello la mayoría de estabilizados se ha quedado en su isla», asegura Allés, quien ante esta situación explica que incluso se ha planteado renunciar. «Económicamente, no me puedo permitir una excedencia, porque tengo hipoteca e hijos, y si me voy a Eivissa en un mes estaré en números rojos», enfatiza.
También se encuentra en este dilema María García, maestra de Educación Infantil a la que han asignado una plaza en Santa Eulària des Riu tras aprobar dos oposiciones. En su caso, asegura que después de considerar la posibilidad de trasladarse con toda la familia a Eivissa, prácticamente lo han descartado. «Nos piden 1.400 euros por un apartamento de dos habitaciones más los gastos y, además, no hay plazas en las escuelas infantiles. No salen las cuentas de ninguna manera», concluye.
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