Los centros de primaria y secundaria no pueden obligar a las familias a comprar ordenadores portátiles. Es la conclusión a la que ha llegado el colectivo Aules Lliures de Pantalles después de reunirse con el departamento de Inspección Educativa, que avala la legalidad del boicot que algunas familias del CEIP Margalida Florit de Ciutadella iniciaron el pasado curso, negándose a adquirir los llamados ‘Chromebooks'.
La legislación educativa y la propia Constitución les da la razón: la enseñanza básica es un derecho público y gratuito y no se puede exigir ninguna aportación económica que no sea voluntaria. Son las administraciones las que deben dotar a los centros de los recursos necesarios para hacer efectiva la gratuidad de la enseñanza.
Es una de las primeras batallas ganadas por un colectivo formado por padres, madres, docentes, psicólogos y pedagogos que está a punto de cumplir un año y no deja de ganar fuerza. Ya supera las 2.300 firmas de adhesión y el apoyo de nueve claustros de educación infantil. En un momento en que centros y familias empiezan a preparar el próximo curso, quieren lanzar un mensaje claro: no hay razones legales para tener que comprar un ordenador portátil a los alumnos y el centro debe ofrecer alternativas. Quieren que la experiencia vivida en el ‘Margalida Florit' sirva de ejemplo e inspiración para el resto de familias de la Isla.
Todo empezó en el curso 2022/2023, cuando un grupo de padres y madres de cuarto de primaria se negaron a comprar el ‘Chromebook' que les reclamaba el centro. Este aceptó entonces aplazar un año ese requisito, pero llegado este curso las familias mantuvieron su negativa. El centro se puso en contacto con Inspección Educativa para saber cómo actuar y la respuesta, a la que ha tenido acceso este diario, es contundente, confirma que efectivamente los centros no pueden obligar a comprar esos aparatos. De hecho la dirección del colegio ya ha informado a todos los padres y madres que para el próximo curso las familias de quinto de primaria ya no tendrán que comprar el ‘Chromebook'. La escuela buscará maneras de adquirirlos y ponerlos a disposición de los alumnos.
Ámbito privado
Se trata de un paso hacia adelante en la lucha por racionalizar el uso de pantallas en la etapa educativa. La presión parental ha logrado en este caso uno de los objetivos que se perseguía, impedir lo que de facto está ocurriendo –más tarde o más temprano– en todos los colegios e institutos, que los ordenadores portátiles penetren a través de la escuela en la vida privada de los alumnos sin que haya un control efectivo de los contenidos a que tienen acceso y sin atender a los riesgos pedagógicos y de salud mental que un número creciente de estudios denuncia.
Desde Aules Lliures de Pantalles quieren dejar claro que no están en contra ni de la tecnología, ni de la labor del profesorado –muchos de sus integrantes son maestros–, pero subrayan la necesidad de replantear el modelo que se ha impuesto sobre todo desde la pandemia, a la luz ya no solo de los informes, sino de la propia experiencia. Al final el peso del control del uso de los aparatos termina recayendo en familias que, muchas de ellas, no tenían intención de facilitar a sus hijos ordenadores portátiles.
Reducción de la comprensión lectora, descenso de la capacidad cognitiva, distracciones que desploman la capacidad de concentración y ventanas abiertas a contenidos inapropiados y publicidad son algunos de los efectos negativos que ya se está comprobando que afectan a los alumnos por el exceso en la utilización de pantallas y la ausencia de una regulación específica.
Inspección educativa no solo reconoce que los centros no tienen derecho a exigir la compra de ordenadores a las familias, sino que deja claro que se pueden conseguir la llamada competencia digital sin el uso de este tipo de dispositivos particulares, también se podría alcanzar en aulas de informática con ordenadores de uso colectivo. Por otra parte, los centros tampoco pueden llevar a cabo una práctica habitual, exigir que los ordenadores se compren en un comercio determinado.
aplaudo que se deje escoger pero si en casita le dejamos el movil para que no moleste, asi nos va...y ahora me direis que noooo en mi casa no....en los restaurantes hay 12 niños comiendo, 10 con el movil, uno que se porta como deberia y otro que da por.... asi no va la sociedad