Son pocos pero suficientes para mantener vigente una práctica que se considera un arte marcial. Tres de los apasionados defensores del Joc Maonès fueron los artífices de una exhibición que tuvo lugar este martes por la tarde en el Claustre del Carme, de Maó, alternativa de última hora al parque de Es Freginal, donde estaba programada, debido a la lluvia.
Fue la cita ideal para que los más pequeños, niños y niñas, dieran sus primeros movimientos, propios de este Joc Maonès que busca más adeptos proponiendo iniciativas como la del martes para promocionar su práctica.
Se trata de un deporte tradicional y autóctono con épocas de mayor y de menor esplendor, como lo prueba que llegara a contar con un club propio entre 1985 y 2011. El juego obliga a una coordinación entre cada pareja que lo practica con movimientos que requieren técnica, entrenamiento, disciplina y dosis de talento. En el objetivo de sus defensores está recuperar practicantes y mantenerlo vivo.