El Govern da por hecha la construcción de la desaladora de la zona del levante insular y calcula que podría entrar en servicio en un plazo de seis años. Así lo asegura la Conselleria del Mar y del Ciclo del Agua, desde donde explican que este tiempo de ejecución es el mínimo para un proyecto de este tipo, y ya se trabaja para que pueda ponerse en marcha lo antes posible.
De hecho, durante su discurso en el debate de política general, la presidenta del Govern, Marga Prohens, se refirió a la construcción de la segunda desaladora de Menorca como un proyecto ya confirmado, con lo que esta nueva infraestructura se sumará a la que ya funciona en Ciutadella. Se trata de una propuesta de la que se habla desde hace muchos años, y que el actual equipo de gobierno del Consell considera imprescindible, pero hasta ahora no se habían dado pasos concretos desde el Govern para avanzar hacia su materialización.
Redacción del proyecto
De momento, desde la Conselleria confirman que ya han realizado una propuesta para que los primeros pasos del proyecto sean financiados a través de la convocatoria de este año del Impuesto de Turismo Sostenible (ITS). Lo primero que se hará es encargar la redacción del proyecto, a lo que se destinará una partida de 950.000 euros, y en la primera fase se incluirá un estudio de alternativas de ubicación, para determinar el mejor lugar para la construcción de la planta, teniendo en cuenta que se prevé que pueda dar servicio a los municipios de Maó, Sant Lluís y Es Castell, y que las tres poblaciones deberán estar interconectadas. Posteriormente, y una vez se haya redactado el proyecto, se buscará la financiación necesaria para la construcción de la infraestructura.
Prioridad para el Consell
El director insular de Medio Ambiente, Mateu Aínsa, recuerda que para el actual equipo de gobierno del Consell este es un proyecto imprescindible. «Nosotros desde el primer día dijimos que esto caminaba y que teníamos que hacer pasos», señala. Aínsa considera que esta infraestructura es muy necesaria, «puesto que lo normal es que la población de la Isla tienda a crecer», a lo que se sumará el cambio en el régimen de lluvias, lo que ya está provocando un descenso de las precipitaciones. Sin embargo, remarca que la nueva desaladora «deberá servir para dejar descansar los acuíferos», para lo cual también se está trabajando en actuaciones que permitan aumentar la recuperación de aguas pluviales y depuradas. «Desgraciadamente, ahora no recuperamos toda el agua que deberíamos», subraya.
En cuanto al plazo mínimo de seis años que se marcan desde la Conselleria del Mar y del Ciclo del Agua para la puesta en marcha de la infraestructura, Aínsa considera que si se cumpliera y la planta entrara en funcionamiento en 2030, «querría decir que se ha trabajado muy rápido», puesto que ya advierte que la tramitación será costosa, porque deberán intervenir numerosas administraciones y conselleries, desde Costas y Recursos Hídricos, hasta Medio Ambiente, el Consell y el municipio donde se construya finalmente.
Sobre la capacidad de la nueva infraestructura, Aínsa señala que se deberá determinar a partir de los estudios sobre el consumo de agua, aunque afirma que «seguramente será más grande que la de Ciutadella o, como mínimo, igual». Cabe recordar que la desaladora de Ciutadella tiene dos líneas de producción de 5.000 metros cúbicos al día con la posibilidad de ampliar a una línea más, aunque nunca funcionan a la vez.
Además, la nueva desaladora deberá dar respuesta a una demanda que en el caso de Sant Lluís es muy estacional, con un gran pico de consumo en verano.
El apunte
Los expertos la consideran necesaria, pero desde el GOB discrepan
La necesidad de construir una segunda desaladora en la Isla para garantizar el abastecimiento en el levante insular es un proyecto que está encima de la mesa desde hace mucho tiempo, aunque en los últimos años ha crecido el consenso entre los expertos en recursos hídricos acerca de la inevitabilidad de esta infraestructura. Precisamente, esta fue una de las conclusiones de las jornadas de celebración de los 30 años de la Reserva de Biosfera de Menorca, que tuvieron lugar el pasado mes de febrero, y en las que se apuntó hacia su construcción como solución para garantizar el abastecimiento de agua, tanto en el ámbito urbano como en el campo, así como la recuperación del acuífero. «Debemos ser conscientes de lo mal que están los acuíferos, y si no decidimos cosas ahora, ya no lo arreglaremos, porque el cambio climático ya está aquí e irá a peor», advirtió el director general de Recursos Hídricos del Govern, Joan Calafat.
El GOB discrepa
No lo ven de igual manera desde el GOB, puesto que la entidad ecologista considera que la solución a los problemas de la escasez del agua pasan por gestionarla mediante un nuevo paradigma, que implique la reducción del consumo. Desde la entidad ecologista también recuerdan que la desaladora de Ciutadella no ha servido para recuperar el acuífero, a pesar de que entró en funcionamiento en 2019.